En los ´80, cuando se habían puesto de moda los pubs porteños, Alberto Fernández salía de estudiar en la Facultad de Derecho con la guitarra en la espalda para tocar sus canciones a cambio de unas cervezas. A la caracterización de músico, le sumaba el bigote (que ya usaba en honor a su maestro de guitarra, Litto Nebbia) y ponía "cara de poeta". Ese era su combo para conquistar mujeres.
"Como diría Dolina, todo lo que el hombre hace es para levantarse minas y me iba bien con mis compañeras", contó el propio Fernández durante una entrevista en el programa "Viníloco", de radio Con Vos. Era 2018 y estaba relajado. Así que también se animó a compartir cinco canciones de su amplio repertorio.
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En "Cuentan", escrita en 1983, Alberto Fernández canta: "Cuentan que en las fronteras de un país que no conozco/los periódicos no exhiben los despojos". Y el estribillo repite: "Cuentan que hay marionetas enredadas en sus hilos/ que se anudan a este mundo por sus hijos".
CUENTAN
El candidato a presidente del Frente de Todos empezó a tocar la guitarra a los 11 años, cautivado por el auge del rock nacional. Litto Nebbia fue su maestro durante un año y medio, y con el tiempo se transformó en uno de sus ídolos, junto a Bob Dylan (su perro lleva de nombre ese apellido) y el "Flaco" Spinetta.
A los 13, Fernández redactaba poemas y componía canciones que empezó a acumular, hasta llegar con los años a más de un centenar. A los 15, escribió "Los caminos hacia el cielo", que dice: "Quiero dejar escrito en un papel como es mi vida/si no entendés lo que hoy te digo no te asustes/porque mañana te llevarás un poco de mi dicha para gozarla".
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"Quién va a hacer algo por mí/quién me va a mostrar cuando me muera/los caminos hacia el cielo", se pregunta un Alberto adolescente en esa canción.
LOS CAMINOS HACIA EL CIELO
Ni siquiera cuando fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, durante uno de los momentos más complicados de la historia reciente del país, Alberto Fernández dejó de tocar la guitarra. "Es mi cable a tierra", explicaba entonces y repite ahora.
A su despacho en la Casa Rosada se llevó una guitarra Gibson electroacústica, a la que recurría en los ratos libres. Quienes lo visitaban entonces, recuerdan esos momentos en que Alberto se dejaba ver en su oficina, inclinado sobre las cuerdas.
"Me había llevado una Gibson al despacho y después la saqué porque dije 'van a decir cualquier cosa'. Los mediodías, cuando salía a comer, me iba a casa a tocar un rato", recordó Fernández en otro tramo de la entrevista musical. Y aseguró que "Néstor era un negado de la música", que "la disfrutaba pero no era su virtud".
CANCION BLUES DE LOS SUEÑOS
"Un día -cuenta Alberto- encontré en la oficina letras mías de cuando era adolescente y pensé en mi hijo". Entonces, tuvo el impulso de querer grabar esos temas para la posteridad.
Llamó a su amigo Oscar Laiguera, le pidió que lo ayudara con los arreglos y que registrara todo en su estudio de grabación. Y cuando por fin inmortalizó unas 40 canciones, se las mandó a Litto Nebbia.
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El músico se tomó un tiempo para escucharlas en profundidad y le redactó una carta de varias páginas en la que se explayó con total sinceridad: "Esta es buena, esta es mala", le escribió. Fernández guarda esas líneas como un tesoro.
Una de esas canciones era "Contracara", donde el político canta: "Aquí estoy y aunque no quieras voy marchando entre la nada/ voy en busca del refugio donde esconder mi esperanza". ¿Sonarán el 11 de agosto en su búnker? ¿Las bailará Cristina?
CONTRACARA
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