Hasta ahora el panorama parecía estar relativamente claro (relativamente, porque nada en ciencia está nunca cerrado ni respondido tajantemente): las personas aprenden a partir de su interacción personal con el mundo, los recuerdos de tales experiencias las ayudan a guiar sus comportamientos a lo largo de la vida, de manera tal que memoria y experiencia parecerían estar intrínsecamente vinculadas.
Sin embargo, algo está tambaleando en esa ecuación. Un grupo de científicos logró implantar recuerdos completamente artificiales en animales de laboratorio. El procedimiento para lograrlo consistió en hacer una ingeniería inversa: es decir que mapearon los circuitos cerebrales que llevaron a la formación de una memoria natural en un ratón y luego entrenaron a otro roedor estimulando las células cerebrales que habían identificado como involucradas en aquél primer recuerdo del animal del inicio. Y voilá. Así pudieron crear desde cero una memoria artificial que fue retenida y recuperada en el segundo animal. Nunca vivió lo que su cerebro cree que vivió. No hubo experiencia previa. Sólo manos que manipularon rutas neuronales. El trabajo muestra, nada menos, que los circuitos cerebrales que normalmente responden a experiencias específicas pueden ser estimulados de manera artificial y vincularse entre sí hasta formar una memoria artificial.
¿Lo bueno de la investigación? Brinda una comprensión fundamental de cómo se forman los recuerdos en el cerebro. Pero también hay mucho de polémico, sobre todo porque hay una floreciente ciencia de la manipulación de la memoria que incluye la transferencia, la mejora protésica y el borrado de recuerdos. De vuelta: lo positivo de estos hallazgos es que podrían tener un gran impacto en personas que luchan con problemas de memoria o con recuerdos traumáticos crónicos; lo negativo podría estar oculto en las consecuencias sociales y éticas de tal tipo de manipulación. Al fin de cuentas, hay quienes dicen que somos lo que recordamos. Y si nos implantan memorias de algo que nunca nos sucedió y que jamás vivimos… ¿quiénes seremos?
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Cómo y por qué. En el estudio reciente, la memoria natural se formó al entrenar ratones para asociar un olor específico (flores de cerezo) con un choque eléctrico en una extremidad. Los animales aprendieron a evitar el electroshock al pasar por una cámara de prueba rectangular a la que se bañó de un olor diferente (comino). El aroma de comino provenía de un químico llamado carvona, mientras que el aroma de cerezo era aportado por la acetofenona. Los investigadores encontraron que la acetofenona activa un tipo específico de receptor en un tipo específico de células nerviosas sensoriales olfativas.
Luego, los investigadores recurrieron a una técnica especial, denominada optogenética, para activar esas células nerviosas olfativas. Con la optogenética, las proteínas sensibles a la luz se utilizan para estimular neuronas específicas en respuesta a la luminosidad que llega al cerebro a través de fibras ópticas implantadas quirúrgicamente.
En sus primeros experimentos, los investigadores utilizaron animales transgénicos que solo producían la proteína en nervios olfativos sensibles a la acetofenona. Al combinar el choque eléctrico en una pata con la estimulación de la luz optogenética de los nervios olfativos sensibles a la acetofenona, los investigadores enseñaron a los animales a asociar el golpe de la electricidad con la actividad de estos nervios sensoriales sensibles a la acetofenona. Y a asociar ambas experiencias: el electroshock con el olor a cerezo. Resultado: después de un tiempo, los ratones evitaban ese aroma.
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Los experimentos demostraron que los animales no necesitaban experimentar realmente el olor para “recordar” que había una relación entre ese aroma y un shock eléctrico en una pata. De todo modos, ese no terminaba de ser un recuerdo completamente artificial, porque la corriente eléctrica era real. Así que los ensayos tuvieron una segunda parte.
Para construir una memoria completamente artificial, los científicos necesitaban estimular el cerebro de tal manera que imitara también la actividad nerviosa causada por la descarga eléctrica. Basándose en investigaciones anteriores que demostraban la existencia de vías nerviosas específicas importantes para la generación de una conducta aversiva, que le escapa a una experiencia desagradable y potencialmente peligrosa, como un golpe de corriente eléctrica en una pata. Así fue como los investigadores estimularon la zona nerviosa involucrada, tal y como estimulaban los nervios sensoriales olfativos. Al finalizar todo el proceso, los roedores recordaban un electroshock que nunca habían recibido y lo relacionaban con la necesidad de evitar un olor que jamás habían olido.
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Editar el pasado.La hipótesis que guía esta investigación y todas las relacionadas con la manipulación de memorias es que es la actividad sináptica o comunicación de las neuronas la que permite y favorece la formación de recuerdos.
Las investigaciones muestran que los seres humanos no acceden a todos los recuerdos disponibles, y tampoco los utilizan, al momento de crear narraciones personales. Es decir que hay una selección de memorias, un recorte.
Y ocurre manera natural que los recuerdos de una persona pueden ser inexactos respecto de hechos puntuales, y que sin darnos cuenta inventamos recuerdos de cosas que nunca sucedieron.
La mente no actúa como una videograbadora, los recuerdos dependen de un complejo reconstructivo.
Es más, estudios de imágenes cerebrales demuestran que la memoria personal no tiene una sola ubicación en el cerebro, sino que se basa en una "red cerebral de memoria autobiográfica" que comprende muchas áreas separadas.
Un área crucial son los lóbulos frontales, que se encargan de integrar toda la información recibida en un evento que debe ser significativo, congruente. En definitiva, los recuerdos son muy maleables, se pueden distorsionar y cambiar fácilmente. "En nuestro laboratorio, hemos descubierto que las sugerencias y la imaginación pueden crear recuerdos que son muy detallados y emocionales aunque sean falsos -explica la psicóloga Guliana Mazzoni, de la univeridad de Hull. en el Reino Unido-. Jean Piaget, un famoso psicólogo del desarrollo, recordó toda su vida el detalle un evento en el que fue secuestrado con su niñera; a menudo ella le contaba al respecto. Después de muchos años, la mujer confesó haber inventado la historia. En ese momento, Piaget dejó de creer en el recuerdo, pero, sin embargo, se mantuvo tan vívido como antes".
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Borrar y evitar. La investigación sobre la memoria y los esfuerzos para manipular memorias van a ritmo rápido. Una "prótesis de memoria" diseñada para mejorar la formación y recuperación mediante la estimulación eléctrica del centro de memoria en el cerebro humano fue desarrollada con el apoyo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), de los Estados Unidos. En contraste, el borrado de la memoria usando lo que se ha dado en bautizar como la droga Eternal Sunshine, en homenaje a la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, está siendo desarrollado para tratar los recuerdos dolorosos.
El estudio financiado la DARPA busca encontrar una manera de ayudar a las víctimas de lesiones cerebrales traumáticas a reaprender el proceso de creación de memoria. Esto se convirtió en un tema crítico para el Pentágono: estima que, desde el año 2000, más de 300.000 miembros del servicio han sufrido TBI. DARPA invirtió más de 40 millones de dólares en la investigación de implantes cerebrales hasta 2018.
Los investigadores tratan de observar la actividad eléctrica dentro del cerebro de una persona mientras juega un juego de memoria e identificar biomarcadores a medida que se forman o recuperan los recuerdos. Entonces, el objetivo sería usar dosis bajas de electricidad para estimular el patrón de memoria que ha sido más efectivo para esa persona.
En el año 2015 un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale informó que un medicamento que no había sido muy efectivo como tratamiento contra el cáncer había ayudado a restaurar los recuerdos de los ratones con la enfermedad de Alzheimer. Y científicos australianos anunciaban en paralelo que ratones con Alzheimer cuyos cerebros habían sido escaneados con ondas de ultrasonido reaccionaban tanbien en pruebas de memoria, como los animales sanos.
En la Universidad de Pennsylvania, Michael Kahana sigue explorando si los implantes en el cerebro pueden impactar en la recuperación y el almacenamiento de los recuerdos.
Cancelaciones. Si alguna expresión humana tomó la idea del borrado de recuerdos a voluntad a sido el cine. La memoria, transformada en algo que puede llegar a ser un problema, una piedra en el zapato que hay remover. En los laboratorios, las pruebas para lograrlo no se detienen.
Un estudio muy reciente sugiere cómo se podría mejorar o debilitar el impacto emocional de los recuerdos traumáticos en condiciones como el trastorno de estrés traumático. Los investigadores probaron un fármaco que borra la memoria, un anestésico muy usado que se llama propofol, y que durante mucho tiempo se lo consideró relacionado con el deterioro de la memoria a corto plazo.
Los estudios revelan que el sedante tiene la capacidad de inducir un tipo de amnesia en algunos pacientes, por lo que un equipo de investigadores se preguntó si este mecanismo podría aprovecharse para suprimir los recuerdos negativos cargados emocionalmente. La hipótesis es que una memoria es susceptible de modificaciones en el momento en que nuestro cerebro la está consolidando. Entonces, si se administra en un momento específico, puede ser posible usar propofol para debilitar, o incluso borrar, una memoria negativa.
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