**** Decía Guillermo Cabrera Infante, que le dedicó un gran ensayo, que John Huston cometía un pecado contra el cine. En síntesis, era importarle más el tema y la “moraleja” de la historia que el film en sí, que su forma. Pero a veces esto no ocurre, como en esta película donde un pobre tipo vencido por la Gran Depresión termina en México a punto de quedarse con un enorme tesoro. El tema de Houston siempre fue –se dice– el fracaso. Pero en realidad esta película –y sus mejores obras– muestra que lo que le importa es más el partido que el resultado, y la diferencia sustancial entre derrota (que es haber jugado lo mejor posible) y fracaso (que es ni siquiera intentarlo). Lo de Bogart y Houston padre es maravilloso, además, y sostiene lo mejor de la película, un clásico por derecho propio.
Galería de imágenes
Comentarios