★★★★1/2 La historia de una mujer incauta pero brutal y un estafador brutal y psicópata que salen a la ruta a estafar, conquistar y finalmente llegar al crimen de mujeres solitarias es una de las películas más perturbadoras y sólidas de los años setenta, quizás una de las piedras fundacionales de la época. Cruda y dura, quizás el lector recuerde el clásico Profundo Carmesí, de Arturo Ripstein, su remake a la mexicana, o la poética Badlands, de Terrence Malick, que toma la anécdota principal (de hecho, un caso real) y va por otro lado. El film opta por el filo y también por el retrato de una perversión generalizada, tanto en los criminales como en sus víctimas, náufragas del sueño americano (y romántico: es en el fondo una reflexión sobre el romanticismo y, a la vez, un ejercicio de romanticismo desesperado). La película la comenzó a filmar Scorsese, y lo echaron. La hizo Leonard Kastle y logró casi una obra maestra. Y la próxima película de Scorsese es la remake -ricemos el rizo- de Los asesinos de la luna de miel. Buen momento para revisarla o descubrirla.
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