★★★1/2 Corresponderá a los sociólogos encontrar alguna de teoría acerca de la fascinación que ejercen los asesinos seriales. Jeffrey Dahmer es uno de los más terribles: sexo, canibalismo, perversiones varias se cruzan en su historia. Esta versión de Ryan Murphy, habituado a jugar con los entresijos de la cultura pop (¿qué son los grandes crímenes estadounidenses y sus protagonistas más que parte del paisaje pop?) tiene cal y tiene arena. Buenas actuaciones de Evan Peters y Richard Jenkins, momentos de alto suspenso, y algo, no demasiado, de ironía (aunque nada de humor, algo que forma parte de la Humanidad incluso en sus peores momentos). Y tiene, también, una lectura simplista de lo que le pasa al “pobre Jeffrey”, algo que elude la idea de que lo excepcional y monstruoso, lo fuera de norma, también forma parte de lo humano.
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