La economía argentina presenta una dominancia empírica de déficit gemelos desde hace décadas. Desde 1970 hasta 2023 hubo apenas 14 años con superávit de balanza de pagos, en general asociado a recesiones. En los mismos 53 años, hubo 12 ejercicios con superávit fiscal, explicados por las privatizaciones de la primera mitad de los ’90 y por “la suerte” de la salida de la convertibilidad en la primera mitad de los ‘2000.
El problema central no es, con todo, la cantidad de años con déficit, sino el alto nivel alcanzado en muchas oportunidades, y la varianza. Es decir, el Estado consolidado no puede financiar el gasto público, y la economía en su conjunto consume más de lo posible, dependiendo del financiamiento externo.
La academia en la Argentina está dividida en dos bibliotecas. Los neoclásicos fiscalistas, hoy en el gobierno, se concentran en el nivel de gasto público y el déficit fiscal, y creen que solucionando esto la economía arranca. Los estructuralistas o los neokeynesianos creen en la restricción externa, reflejada en la estructura del balance de pagos.
Sólo las exportaciones de los complejos agroindustriales, que son el 60% de las ventas externas de bienes y servicios, pueden acelerar la oferta de divisas. Pero en algo se unen las dos ideologías: estructuralistas imponen derechos de exportación sobre la producción agropecuaria para “asegurar la mesa de los argentinos” (sic). Los fiscalistas también, para lograr superávit fiscal. El resultado es el mismo: menor oferta, más exposición al ciclo internacional (precios) y al clima.
La Argentina de siempre: Maradona O Messi, nunca Maradona y Messi. Van por lo menos 54 años repitiendo errores de política económica. Los resultados suelen ser los mismos: problemas de balanza de pagos.. ¡Atención en 2025!
*Ernesto O’Connor es doctor en Economía y Economista Jefe de la Confederación Rurales Argentinas.
por Ernesto O'Connor
Galería de imágenes
Comentarios