Saturday 19 de October, 2024

ECONOMíA | Hoy 08:30

Veranito vs. burbuja

La inflación a la baja y el mayor flujo de dólares por el blanqueo todavía no convencen al mercado de una mejora sostenible.

Hasta este invierno, la radiografía minuciosa de la economía pasaba por poder interpretar los indicadores adecuados para anticiparse al rebote de la actividad económica que adelantaría la salida de una larguísima crisis. El “timing” de estos movimientos, quizás teñidos de voluntarismo, no fue el esperado por el equipo económico, en parte porque el desajuste general había sido más extendido y profundo que el imaginado. Sin embargo, las expectativas sufrieron un cambio en el último mes y no por una inyección de capitales ni por la explosión de los precios internacionales de los commodities (que están en baja). Dólar calmo, riesgo país en mínimos desde 2017, incipiente mejora en el índice de actividad económica e inflación más cerca de perforar el nuevo piso del 3% que de volver a colarse en la franja arriba del 4% mensual.

Frenar y acelerar. La economía argentina no crece desde 2012 y todo el esfuerzo realizado a través de medidas de emergencia, sistemas de cambio múltiple, mayores alícuotas impositivas y aduaneras, restricciones al comercio exterior, retenciones y prohibiciones temporarias de despidos sólo sirvieron para dilatar una crisis. Pero todo realizado a costa de ralentizar el crecimiento (el más bajo de la región luego de la caótica Venezuela), normalizar una inflación que llegó a coquetear con la híper, destrucción del empleo formal y un salto llamativo en la tasa de pobreza.

A diferencia de otros planes de ajuste, la brusca baja en la inflación del primer al segundo trimestre del año tuvieron su eco más tarde en el inicio de la recuperación de los salarios, pero no fue el recorrido para todos igual. El índice RIPTE, que mide los salarios en blanco, se proyecta que alcanzará este mes un promedio de US$1.000 (al tipo dólar MEP) según estimaciones del economista Fernando Marull, en parte por la recuperación del salario y la caída los dólares financieros.

IDESA realizó un análisis sobre la evolución de las remuneraciones durante los ocho primeros meses del año (agosto 2024 vs diciembre 2023) y el signo es positivo pero muy desigual según su grado de precariedad. Mientras los formales subieron en términos reales 5%, si comparamos con el promedio de 2017, la caída todavía sigue siendo de 20%. Pero en el caso de los informales, si bien se recuperaron en los ocho primeros meses de 2024, la caída en los últimos cinco años fue mayúscula: -56%, explicando en parte el salgo de los índices de pobreza desde entonces. Su presidente, el economista Jorge Colina subraya que los ingresos de las familias están mejorando, pero la brecha respecto al poder adquisitivo histórico sigue siendo muy grande. “La actividad económica muestra atisbos de recuperación respecto a la fuerte caída de la primera mitad del año, pero todavía es insuficiente para traccionar al empleo formal y por esta razón, el empleo asalariado registrado en empresas privadas sigue estancado y, como viene ocurriendo desde hace más de una década, el único empleo que sube es el monotributo y la informalidad”, concluye.

Dolarícese. La presión sobre el mercado de cambios también se alivianó por tres factores vinculados. Por un lado, la fuente de emisión monetaria por el déficit fiscal tuvo la buena noticia que septiembre también fue un mes de cuentas en azul: Nadin Argañaraz (presidente del IARAF) señala que el resultado fiscal nacional volvió a ser superavitario. “El superávit fiscal acumulado en los primeros nueve meses del año es equivalente al 0,43% del PBI y el ajuste fiscal en lo que va del año es equivalente a 3% del PBI”, precisa.

Por el lado del gasto primario, se registró un 25% real interanual de reducción y como resultado, el déficit primario se transformó en un superávit primario de $816.000 millones y el gasto en intereses bajó 13,6% en términos reales respecto al mismo mes del año pasado. “En efecto, el déficit fiscal pasó de $511.000 millones en septiembre de 2023 a un superávit de $466.000 millones en septiembre de 2024”, agrega.

El derrame sobre la inflación no se hace esperar: en la proyección que realiza la consultora Eco Go para octubre, su indicador RPM le da un IPC de 3%, con una variación de 0,9% para la segunda semana de octubre.

La otra fuente que descomprimía la demanda de dólares tiene que ver con el “efecto blanqueo”, cuya primera etapa finaliza este mes y del que se esperan mejores resultados que los estimados inicialmente. El economista Federico Pablo Vacalebre, profesor de la Universidad UCEMA, diferencia los efectos en este sentido de este proceso con el impulsado por el gobierno de Mauricio Macri. “Esta vez, hay mucha más exteriorización de activos a través de depósitos en efectivo en los bancos porque en 2016 había declaración de propiedades y depósitos bancarios en el exterior. Pero también destaca que podría impactar positivamente en la cuenta final de cuántas reservas finalmente se terminan acumulando la implementación de las tarjetas bancarias para comprar contra los dólares acumulados en las cuentas de regularización como en las cuentas sueldo que tengan los contribuyentes. Este procedimiento podría inaugurar en los hechos la idea de la “competencia de monedas” y la “dolarización endógena”, al poder decidir en la compra con qué moneda se paga. En definitiva, proyecta el ajuste fiscal y la protección del superávit estarán en la agenda oficial en 2025, que ayudaría a sanear la macroeconomía y a mantener los fundamentos macroeconómicos en línea. “No tengo duda de eso, pero sí, sobre cuánto de las cuentas CERA se van a quedar dentro del sistema financiero, cuánto se va a filtrar y volverá a meterse debajo del colchón y ver en el día a día la utilización de las tarjetas para que termine en un estímulo a cierto consumo”, cierra

Lo que viene. Lo marcado de la caída en la brecha cambiaria y el descenso del riesgo país todavía no pudieron modificar el anunciado propósito oficial sobre plazos definidos para la salida del cepo. Así lo volvió a enfatizar el ministro de Economía frente al círculo rojo de los empresarios en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata.

Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERAL agrega que, incluso, se refuerza ese mensaje argumentando que se puede crecer con este tipo de restricciones cambiarias, aunque se cita el caso de China que, por su altísima tasa de ahorro nacional, pudo prescindir de flujos de capitales significativos para sostener una elevada tasa de inversión. “Pero no es el caso de la Argentina. El más reciente de los requisitos para una eventual salida del cepo sería la convergencia de la inflación local a la internacional, pero la sustentabilidad del escenario pos-cepo no depende de un dato puntual, sino de variables en equilibrio del sector externo y del fiscal”, explica.  Por eso, le parece una verdadera paradoja que la paz financiera de las últimas semanas en la brecha cambiaria y el riesgo país reforzó la percepción del mercado sobre la continuidad del cepo: en el mercado de futuros (ROFEX) los contratos para marzo de 2025 del tipo de cambio oficial valen $ 1.168. Pero, a su juicio, esta dinámica no responde a mejoras en los flujos del comercio exterior, sino al aumento de los depósitos en dólares en una suerte de entrada de capitales, que se empiezan a reciclar a través de nuevos créditos en esa moneda y la suscripción de obligaciones negociables (ON) emitidas por empresas locales.

Los datos son incontrastables pero la duda subsiste: ¿estamos frente a un “veranito” financiero que podría alargarse en el inicio de la demorada recuperación o es un espejismo por la larguísima fase de retracción? Una vez más, como le gusta decir al economista Pablo Gerchunoff, la moneda está en el aire.

 

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Tristán Rodríguez Loredo

Tristán Rodríguez Loredo

Editor de Economía.

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