Tuesday 3 de December, 2024

EMPRESAS Y PROTAGONISTAS | 26-10-2023 06:31

“De superhéroes y realidades no elegidas” - Brand

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El devenir de la vida arrastra a una persona a ser tomada por la realidad, sin que pueda evitar un fuerte impacto en su mundo interior, con el consecuente dolor.

Situaciones no buscadas ni deseadas atrapan, pareciendo que se forma parte de una película en la que no se elige participar. Y de un momento a otro, ¡se tiene el puesto de actor principal!
Sentirse “asfixiado y ahogado” por una tristeza y angustia que se debate por surgir, instantes en que la realidad se torna insoportable, pareciendo que la esperanza se apaga.

A lo lejos en el recuerdo, se escuchan agradables sonidos que elevan su volumen.

Y de pronto resuenan esas expresiones mágicas de algunos niños escuchadas en el consultorio: “Germán, dale ahora juguemos a que puedo (volar, no tener miedo a la oscuridad, ¡ser gigante y tener súper fuerza!)”, transformándose por un rato en superhéroes con grandes poderes. Estas expresiones coloridas llenas de juego y fantasía, les permiten enfrentar y derrotar esos monstruos tan temidos, haciendo frente a una realidad cruel que los atraviesa pero que no eligieron vivir.

Parafraseando a Chespirito: “no es héroe el que carece de miedo, lo es quien lo siente, lo enfrenta y lo supera”.
Al crecer y llegar a la adultez, diversas situaciones cotidianas no dependerán del propio control, elevando la carga emocional y generando estrés. Un mundo exterior abruma e invade, siendo demasiada la presión. En un primer momento, se intenta “no escuchar, o escuchar diferente” aquello que invade. Pero si esto no es posible, el psiquismo presenta otros recursos. Uno de ellos, es recurrir al fantaseo, proceso mental producido por la imaginación, en oposición a las imágenes perceptivas. Desde la fantasía, se recrea lúdicamente la realidad, se la transforma desde la imaginación, para intentar alcanzar placer. Se arma un guion imaginario, intentando el sujeto realizar un deseo.

Cuando es excesivo el “refugio en la fantasía”, se corre el riesgo de inhibición en los vínculos y las actividades del mundo exterior, pudiendo quedar atrapado en un “estado de ensoñación”. Al “caerse del ensueño”, el impacto de la cruel realidad se potencia, por la renuncia al placer de la fantasía.

De esta manera, puede pensarse el fantaseo como un sano recurso a utilizar de manera equilibrada, como un rescate de la realidad, y no como algo constante.

Existen espacios que contribuyen a la salud, dando lugar a la expresión del deseo, desde el arte y la fantasía.

Al decir de Ray Bradbury: “hay que inyectarse cada día de fantasía, para no morir de realidad”.
Texto: Lic German Rothstein.

Imágenes: Pixabay.

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por CEDOC

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