Monday 7 de October, 2024

EMPRESAS | Ayer 08:25

Inversiones globales: negocio sin fronteras

Expandir actividades a mercados más atractivos también implica gestionar las exigencias migratorias, legales e impositivas.

Los vecinos de los barrios más “pijos” de Madrid están alterados. Dicen que, desde que comenzó la nueva ola migratoria de mexicanos y venezolanos, el precio de los “pisos” en los lugares elegidos por los recién llegados no paran de subir. Una excelente noticia para el que quiere hacer caja, pero una mala para el que quiere alquilar. Ambos grupos eligen España por la cercanía cultural, el entorno amigable para desarrollar actividades o simplemente realizar largas estadías. En estos casos, el vehículo utilizado para instalarse son visas de “inversores” que son accesibles con un piso de €500.000 que incluye activos inmobiliarios. España y Portugal son dos de los países de la Unión Europea más amigables para estas nuevas corrientes migratorias.

Aluviones. Es sólo un ejemplo del tipo de movimientos de población muy diferentes a los que protagonizaron en sentido inverso nuestros ancestros. Además de los que huyen de sus países por razones políticas o económicas, generalmente indocumentados que buscan oxígeno para desarrollar sus vidas, otro grupo está conformado por lo que el politólogo y ensayista norteamericano Samuel Huntingon llamaba “hombre de Davos”: profesionales y gente de negocios con alto patrimonio que se mueven entre las élites de cualquier país con naturalidad.

De todos los destinos, el de Estados Unidos es el más buscado. Hay una tradición cultural, que comparte con otros “nuevos” países, como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y el cono Sur americano, de recibir migrantes para incorporarse a su fuerza de trabajo. Pero en el gran país del norte, las trabas fueron apareciendo para regular lo que era una demanda potenciada por su éxito económico y su proyección política. De hecho, es el principal destino de la inversión extranjera directa (IED), que según el último informe de la UCTAD recibió US$285.000 millones el año pasado distribuidas en más de 2.000 inversiones “greenfield” (desde cero). El stock de IED en los Estados Unidos ya representa más del 41% del PBI y el 42% está orientado a la industria manufacturera.

Empresas y empresarios. Además de las corrientes inversoras de grandes fondos y corporaciones, que acarrean traslado de directivos con sus familias hacia aquel país, también existe una corriente inversora individual, constituida por personas que prefieren seguir desarrollando su actividad comercial o profesional en aquel país, para lo cual solicitan el permiso de residencia adecuado.

En los Estados Unidos, la opción para una visa de inversiones tiene, básicamente, dos variantes: la E2, que permite un piso de inversión menor y que otorga una residencia temporal por cinco años, renovable, para el interesado y su familia directa si los hijos tienen menos de 21 años. Está disponible para aquellos países que, como Argentina, tienen un convenio firmado con el Estado norteamericano y tiene un cupo más amplio que las permanentes. Se estima que hay cerca de 75.000 visas otorgadas cada año de este tipo.

En cambio, la de clase EB5 exige un mínimo de inversión más alta (US$1.050.000), requiere un análisis más minucioso del candidato y, sobre todo, opera sobre un cupo global de 10.000 visas para todo el mundo, que son permanentes para todo el grupo familiar.  Algunos países, como China, saturados de solicitudes de este tipo: se calcula que es de 13 veces el flujo anual.

Andrés Echevarría es abogado matriculado en Argentina y Estados Unidos (California State Bar) y encabeza el área de U.S. Immigration de Vivanco & Vivanco, una firma internacional reconocida por su destacada actuación en derecho de inmigración, como en otras áreas y su amplia red de más de 15 oficinas en las Américas y en Europa. Señala que la demanda de servicios de Argentina para USA es oscilante y depende de los vaivenes de la economía. Por ejemplo, en 2018 el estudio trabajaba con 15 abogados, sobre todo para tramitar residencias de extranjeros aquí. Un año más tarde, se reducía a cero, luego vino la pandemia y luego cambió el sentido. “El proceso de ajustarse a la legislación migratoria norteamericana y hacerlo en consonancia con las exigencias fiscales de ambos países requiere una coordinación profesional para ajustar los movimientos”, enfatiza. Uno de los principales retos que afronta el inversor durante le proceso de otorgamiento de la visa correspondiente (entre 9 y 12 meses regularmente) es el de organizar la estructura de su patrimonio para minimizar el período de tiempo de doble imposición. También conviene asesorarse sobre la legislación norteamericana en materia sucesoria (para los foráneos se cobra 40% para los patrimonios mayores a US$60.000). Pero el verdadero filtro está en la investigación que se realiza sobre el origen de los fondos: más que su condición fiscal el de la trazabilidad del dinero involucrado.

El destino de la inversión es otro tema: no son elegibles las realizadas en inmuebles, bonos del Tesoro (un clásico para el inversor argentino) sino realizadas a riesgo. “Lo más usual y que podemos colaborar con el cliente es canalizar préstamos hacia algún emprendimiento o ‘centro regional’ de los que el Gobierno legisló para atraer estos capitales. Allí, los fondos son retribuidos con una tasa que es el 50% de la de mercado para este tipo de préstamos (12% anual) y tienen un plazo de entre tres y seis años. Pasado este lapso, el inversor puede optar por retirar su dinero y tener disponibilidad absoluta o reinvertirlo con mejores condiciones en dicho emprendimiento. Algunos, como la cadena de hoteles de lujo Fairmont otorgan bonificaciones para inversores extranjeros para convertir luego sus préstamos en habitaciones que son rentadas cuando no se las utiliza y que son un imán para este tipo de clientela.

No es sólo armar las valijas y hacer los papeles, el capital vuela, pero para que llegue a destino se precisa tiempo y organización.

por Tristán Rodríguez Loredo

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