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EN LA MIRA DE NOTICIAS | 16-06-2021 14:30

Pfizer o Perón

Como en la época de Braden y la Unión Democrática, el Gobierno apela al discurso antiimperialista contra la vacuna norteamericana.

En 1946, el general Juan Domingo Perón ganó las elecciones presidenciales con un eslogan que bien podría considerarse como el nacimiento del marketing político moderno en la Argentina. “Braden o Perón” sintetizó de manera tan brillante como brutal la madeja de contradicciones que enredaba el escenario político argentino. Y aunque ese nudo ideológico sigue sin desatarse desde entonces, la eficacia electoral de aquella consigna simplificadora resuena hasta hoy, cuando la discusión local sobre las vacunas del laboratorio Pfizer cabe en la grieta que, una vez más, marcará el debate previo a las urnas.

Dos países, antes y ahora. A mitad del siglo pasado, la picardía peronista logró estigmatizar a la coalición de emergencia autodenominada “Unión Democrática”, rebautizándola con el nombre del embajador, empresario, lobbysta e intrigante geopolítico norteamericano Spruille Braden. Perón lograba así instalar que su adversario electoral no era en realidad un rejunte de partidos que, desde la izquierda hasta la derecha pasando por el radicalismo, se aglutinaban en defensa de la Constitución y el sistema democrático liberal contra un militar carismático surgido de un golpe de Estado con simpatías filonazis.

No: la coalición opositora al régimen quedó etiquetada como una banda de vendepatrias patrocinada por un tal Braden. Y una vez derrotado el enemigo en las urnas, Perón unificó desde el gobierno su propio frente oficialista, fundando oficialmente el peronismo, bajo el nombre originario de “Partido Único de la Revolución”. O sea, una revolución de partido único, el peligroso oxímoron de un gobierno elegido democráticamente pero cuya concepción misma desconfiaba de la diversidad democrática de opiniones: precisamente lo que alertaba la derrotada Unión Democrática durante la campaña.

Hoy todo es muy distinto, y sin embargo, suena a lo de siempre. El jefe de Gabinete de la coalición peronista apeló al humor agrietado para zafar de la responsabilidad que le cabe a su gobierno por el atraso vacunatorio: ante la indagación sobre el caso Pfizer, Santiago Cafiero dijo que algunos opositores parecen visitadores médicos. La ministra de Salud sugirió algo en el mismo sentido, al hablar de la “obsesión” opositora con la Pfizer. Recogiendo el guante del marketing político, Juntos por el Cambio chicaneó que la obsesión opositora era inmunizar lo más rápido posible a todos. Menos sutiles aparecen las francotiradoras PRO: Elisa Carrió plantando dudas médicas y geopolíticas sobre la vacuna rusa, y Patricia Bullrich denunciando, sin papeles ni arrepentidos, la falta de transparencia de la fallida negociación argentina con el laboratorio Pfizer.

Pero si se trata de obsesionarse por la opción Pfizer, el oficialismo no se queda atrás tampoco. La diputada Mara Brawer, del Frente de Todos, asegura que “hoy no necesitamos la vacuna de Pfizer”, que además considera que tiene “un montón de perjuicios”. En línea con la ideologización oficial de la vacuna estadounidense, la diputada señaló la cuestión de la soberanía, dada la exigencia de Pfizer por cambiar el marco legal argentino antes de firmar un acuerdo.

Es cierto que -como en el clásico antagonismo de “Braden o Perón”-, el requisito legal de Pfizer calza bien con el relato antiimperialista. Con una salvedad: el Gobierno tampoco pudo defender los intereses nacionales cuando la vacuna extranjera auspiciada localmente por su empresario amigo Hugo Sigman incumplió los pactos preexistentes.

El kirchnerismo tuitero también cayó en la tentación de burlarse del ochentoso “deme dos” de los argentinos que viajan a Miami, esta vez a pedir las dosis de la Pfizer. Pero los vacunados en suelo patrio con la Sputnik también llegarán a las elecciones reclamando “deme dos”, mientras el oficialismo coquetea, por las dudas, con la idea de que con la monodosis de la rusa alcanza y sobra.

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Silvio Santamarina

Silvio Santamarina

Columnista de Noticias y Radio Perfil.

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