Con más de 40 años de trabajo en el CONICET, Ana Franchi es parte de la historia de este organismo científico. La Investigadora Superior y directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFIBO, CONICET, UBA), describe al Concejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas como su casa: "Muchas veces cuando iba a trabajar al laboratorio no decía que iba al trabajo, sino que me iba a mi casa”, recordó cuando fue designada presidenta del CONICET. “Yo no tengo puesta la camiseta del CONICET, la tengo tatuada”, agregó, por si quedaran dudas.
A Franchi le tocaron tiempo arduos al frente del Consejo: el organismo científico ha sido y es fundamental en estos tiempos de pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2. Una de las primeras medidas a nivel nacional fue la creación de la Unidad Coronavirus COVID-19 en conjunto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).
La red de centros e institutos federales que aglutina el CONICET puso rápidamente en marcha una serie de acciones estratégicas tendientes a enfrentar la llegada del coronavirus a la Argentina. Y así fue como diferentes centros de investigación colaboraron -y lo siguen haciendo- con hospitales públicos, universidades, pequeñas y medianas empresas para diseñar kits de testeos, desarrollar vacunas anticovid argentinas, llevar adelante ensayos sobre los diferentes efectos de las vacunas que se aplican en el país e impulsar la fabricación y mejora de respiradores. Ciencia básica y tecnología aplicadas a una situación de emergencia mundial no vista en más de cien años en el planeta.
por R.N.
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