Los negocios están cambiando sus paradigmas. Se modifican formas, tiempos y lugares donde las empresas desarrollan su actividad y, precisamente en ese aspecto, prendió con éxito la modalidad de coworking, o espacio de trabajo cooperativo y compartido, que se expandió con fuerza en los últimos años, sumando entre sus usuarios a emprendedores, microempresas y profesionales independientes, pero también a compañías enteras de 200 personas.
Según El Plan C, portal especializado en economía colaborativa y cultura libre, hay en la Argentina unos 109 espacios de coworking y en 2016 el sector creció cerca de 35%. En su encuesta anual, además, identificaron que el 52% de los espacios mide más de 200 metros cuadrados y existen unas 5.300 posiciones disponibles. Sin embargo, el relevamiento no refleja el desembarco en el país del gigante norteamericano WeWork, que en mayo pasado inauguró instalaciones en la Torre Bellini del microcentro porteño y revolucionó el mercado.
En sus 12.500 metros cuadrados distribuidos en 25 pisos, interactúan 2.400 miembros/clientes locales que ingresaron a la red global de la firma en 18 países, 53 ciudades y 165 locaciones. “La cultura de emprender está muy arraigada en nuestro ADN, hay un segmento de emprendedores gigante en el país y eso es una gran motivación para venir a la Argentina”, explica Patricio Fucks, CEO de WeWork para Latinoamérica, que antes había fundado la cadena hotelera Fën (marcas Dazzler y Esplendor). Básicamente, su modelo de negocios se basa en alquilar grandes superficies con contratos a 15 años, generar volumen y aprovechar la economía de escala. “Hay edificios completos de oficinas que están vacíos, nosotros los alquilamos, invertimos en crear el diseño y la plataforma de WeWork y los llenamos en seguida porque la propuesta no es sólo para profesionales independientes o pequeños emprendedores, sino que se adapta a todo tipo de trabajadores y empresas, desde startups, freelancers o pymes, hasta compañías multinacionales. Cada vez son más las grandes empresas que quieren mudarse por una cuestión cultural”, señala Fucks.
La marca cuenta con 150.000 miembros alrededor del mundo y, aseguran, el 70% generó alguna vez un negocio entre sí. Es decir, si se necesita un diseñador web o un abogado, la organización impulsa y ayuda para que se lo encuentre entre sus miembros. “Estamos revolucionando la manera de trabajar. Por eso, no creemos que estemos compitiendo en un segmento en particular. Nuestra propuesta es única, generamos la demanda en los mercados en los que nos instalamos, creamos comunidad y conectamos a las personas. Ese es nuestro diferencial”, reconoce Fucks.
A la argentina
Efectivamente, lo que define a un espacio de coworking es la sinergia que pueden generarse entre las diferentes personas y empresas que lo integran y, en ese sentido, nuestro país cuenta con sus propios casos de éxito. En Córdoba, por ejemplo, con 7500 metros cuadrados, 800 puestos de trabajo y 40 salas de reuniones, Ciudad Empresaria se proclama como “el coworking más grande del interior”. Estos espacios, comenta Daniel Parodi, presidente de Ciudad Empresaria, ganan terreno por “ofrecer en un mismo lugar la posibilidad de integrar empresas de diferentes tamaños y facilitar acceso a tecnología, conectividad y servicios corporativos a un precio más accesible o bajo en relación a una oficina montada de forma independiente”. Y agrega que, desde el punto de vista de la inversión, “son proyectos rentables, pero a largo plazo". "En nuestro caso, por ejemplo, calculamos recuperar la inversión en 10 años”, calcula Parodi.
Otra experiencia criolla es la de Urban Station, que ya lleva ocho años en el mercado y cuenta con una red de 13 sucursales en cinco países. “El negocio sigue creciendo a ritmo alto y, si bien se nota mayor conocimiento del concepto de coworking en general, todavía hay mucho espacio para desarrollar esta industria, que muestra una clara tendencia de crecimiento a nivel local e internacional”, opina Juan Pablo Russo, uno de los socios y fundador de Urban Station. Según su percepción, “entran nuevos jugadores y los más antiguos se consolidan y crecen en un negocio cuya rentabilidad promedia el 20% y no parece tener grandes variaciones para el futuro”.
Cada vez más servicios
“Creemos que el paradigma en donde todos iban a trabajar a un mismo edificio va a seguir modificándose. Por eso trabajamos sobre espacios que faciliten la interacción entre los mobile workers, emprendedores y empresas, pero además que generen estímulos que potencien la creatividad y la productividad”, sostiene Russo, para quien sus espacios se definen por “el espíritu que irradia la marca y la energía que genera el lugar”.
Más allá del emplazamiento, las comodidades y otros servicios, la oferta de estos espacios se vuelve cada vez más compleja. Al respecto, señala Fucks: “Si bien contamos con muchos beneficios incluidos en la membresía, barras con variedad de bebidas o estaciones de impresión y papelería, salas de juegos, meditación o un rooftop con vistas de la ciudad, queremos ofrecer más a nuestros miembros. Por ejemplo, abrimos 24/7 para que puedan trabajar incluso los feriados y a cualquier hora, lo cual es clave para multinacionales con sede en países con distintos horarios”.
Parodi añade que “la disponibilidad de infraestructura y equipamiento tecnológico de calidad, conectividad permanente y flexibilidad para adaptar el espacio a diferentes requerimientos son ineludibles". "Pero sobre todo, bien gestionados, los espacios de coworking facilitan muchas prestaciones, lo que representa ahorro en tiempo y, por ende, disponibilidad para que el usuario genere trabajo e ingresos”.
Otro competidor internacional es Regus, que nació en Bélgica y tiene sede en Luxemburgo. “Hoy lo que buscan los clientes es versatilidad porque no existe una tendencia puntual que defina los negocios”, remarca Valeria Torressi, gerenta de Regus Argentina, que funciona en el país desde 1997 y cuenta con seis ubicaciones, cuatro de ellas en la capital y dos en el partido de Vicente López, todas por encima de los 700 metros cuadrados, en edificios triple A.
En el mundo, también es un jugador importante desde hace 25 años, lo que le permite estar en más de 120 países, con centros de negocios en 900 ciudades y unas 3000 ubicaciones globales.
"La clave pasa por ofrecer flexibilidad para que los usuarios puedan adaptarse y sentirse cómodos en un mercado permanentemente cambiante. El negocio de coworking funciona muy bien en la Argentina", reconoce Torresi. "Hay una variedad muy grande de servicios y se expanden junto a la nueva cultura organizacional que avanza en el mundo, por lo que nuestro país no se queda al margen.”
por Carlos Toppazzini
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