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SOCIEDAD | 19-11-2017 02:00

Ari Paluch en estado de crisis

Tras las denuncias de acoso, el periodista está preocupado por su imagen. Los problemas familiares y económicos lo desvelan.

El deseo de Ari Paluch se convirtió en su propia estrategia. Al menos por ahora, el periodista no quiere iniciar acciones legales contra las mujeres que lo denunciaron por acosador, no va a dar entrevistas ni tampoco asistirá a eventos públicos. El objetivo es lograr que el escándalo en el que estuvo envuelto hace un mes quede en el olvido. A pesar de que está convencido de que le hicieron una “cama”, sabe que el cimbronazo fue fuerte y que no sólo afectó su vida familiar sino que también lo descolocó a nivel económico. Su esposa, su imagen y los auspiciantes son, por estos días, los tres temas que lo desvelan.

Paluch nunca se imaginó que se vería envuelto en un escándalo de estas características. A lo largo de su carrera, el periodista siempre se esforzó en construir una imagen pública basada en el esfuerzo individual, en la humildad y en la lucha contra el ego propio. Su libro, “El combustible espiritual”, fue uno de sus grandes aciertos: explotó en las librerías en 2009 y, desde entonces, el periodista estuvo asociado a temas vinculados a la superación personal y a la autoayuda. Sin embargo, todo se desplomó el 22 de octubre, cuando una microfonista de A24, Ariana Charrúa, lo denunció ante las autoridades del canal y dijo que le había tocado la cola. En los días que siguieron, aparecieron más y más acusaciones.

Menos de una semana después, Paluch tuvo que rescindir el contrato que tenía con A24. El canal no lo iba a respaldar. Y los colegas que lo defendieron en público son apenas contados con los dedos de una mano. Sin embargo, el periodista está convencido de que fue víctima de una campaña para sacarlo de la televisión. Frente al pequeñísimo entorno que lo rodea, se muestra entero y desmiente que esté deprimido. A sus amigos les dice que no piensa separarse de su esposa, María Carolina Crivellini, e insiste en que no se va a mudar a Miami, como se había dicho en un principio. De autocrítica, nada.

Golpe al bolsillo. “Esto lo dañó muchísimo a nivel económico. Lo afectó directamente porque rescindió el contrato con América, que era su principal ingreso, y también potencialmente, porque va a ser difícil que se saque esta estigmatización y que lo vuelvan a contratar en el futuro”, asegura uno de los pocos que mantuvo contacto con Paluch en las últimas semanas.

El desbarajuste económico no lo tocó sólo a él. Fuentes cercanas a “Crear Televisión”, que lo había llevado a A24, cuentan que estas denuncias significaron un “agujero financiero” para la productora. “Quedó un montón de gente con la que había que cumplir como productores, columnistas y empresas con las que ya había acuerdos comerciales”, afirman. Por eso, insisten con que la versión que da Paluch acerca de que fue “una cama” para sacarlo del canal, “es una locura”: “Lo que pasó, pasó. Se tomó la decisión porque no había otra opción y a nadie le convenía bajarlo. El programa funcionaba bien. No le convenía al canal ni a la productora. No lo sacaron por sus ideas”, insisten.

Sin embargo, a él nadie le quita de la cabeza la idea de que hay gente que no lo quiere en la televisión y recuerda que, en el 2011, también lo bajaron de América cuando estaba a punto de salir al aire con un programa semanal (se iba a emitir, desde agosto de aquel año, todos los sábados a las 21). El proyecto llevaba el nombre de su libro, “El combustible espiritual” pero se canceló cuando tenían grabados 4 capítulos. “Lo querían sacar porque le iba bien, por sus ideas políticas, porque hay gente que le tiene bronca porque es un tipo bravo para trabajar. Eso es lo que él cree”, cuenta una persona que lo conoce desde hace años.

Por estos días, el único ingreso que le quedó es el que obtiene de su programa “El Exprimidor” en Radio Latina, donde tiene contrato hasta fin de año. El ciclo, que lleva 16 temporadas al aire, es su gran caballo de batalla para sostenerse económicamente. “Tiene mucho miedo sobre lo que va a pasar después. Si no recompone su imagen, los auspiciantes se pueden ir”, cuentan desde su entorno.

El frente interno

Las acusaciones de las mujeres contra Ari tenían muchos puntos en común: todas las que confesaron haber sido víctimas de él coincidían en que lo conocieron en el ámbito laboral, cuando eran jóvenes y necesitaban el trabajo. Algunas dijeron que soportaron comentarios desubicados, otras que Paluch las había tocado sin su consentimiento.

Frente a estas acusaciones, el 25 de octubre, Paluch hizo un descargo más que llamativo en la radio: “Mi mujer está enamorada de mí, pero me dice que la llaman para que hable. Muchachos, con mi mujer estamos enamorados desde el ‘98, cogemos seguido y dormimos cucharita todas las noches y nos acompañamos”.

Desde que comenzaron las denuncias, la relación con Carolina, con quien tiene dos hijos, entró crisis. Y, aunque se especuló con que se podían divorciar, en su entorno insisten con que “la cosa no está bien pero decidieron seguir peleándola y ver si pueden pasar este momento”.

La estrategia de Paluch para pasar el momento es intentar lograr que nadie más hable del tema. Por eso, incluso, llegó a recomendarles a algunos de sus más cercanos que no hablen ni siquiera para defenderlo. Como hombre de trayectoria en radio y televisión, sabe que la agenda mediática es vertiginosa y que un tema tapa al otro. Por eso, el periodista cruza los dedos y hace silencio para que nadie más quiera poner su nombre en un título.

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