Un cisne negro es lo que los consultores políticos definen como un evento inesperado y de proporciones gigantescas que, por su sola aparición, es capaz de cambiar el resultado de unas elecciones e incluso de hundir a un gobierno.
Por ejemplo, un escándalo de corrupción a pocos días de los comicios.
O un crimen salvaje y sanguinario que hace que la gente salga a las calles.
O una revelación sobre los contactos narcos de un candidato.
O una emergencia sanitaria que ocasiona más de cien muertes.
Por lo general, cuando aparece en el horizonte, es siempre un solo cisne negro porque con eso alcanza y sobra. Pero no en la Argentina libertaria: aquí, los cisnes vienen llegando en alegre bandada, todos a la vez. Repasemos.
Primero fue el caso del fentanilo contaminado que dejó un tendal de víctimas fatales, expuso a un empresario como Ariel García Furfaro y complicó por igual a un kirchnerismo que no pudo ocultar sus contactos con él y al Gobierno que falló en los controles que hubieran impedido la tragedia. Después, sin solución de continuidad, llegó el Coimagate de los audios de Diego Spagnuolo que reveló que la hermana del Presidente, Karina Milei, estaría en la cúspide de un sistema recaudatorio corrupto que les exigía sobornos del 3 por ciento a las empresas farmacéuticas que quisieran mantener sus contratos con el Estado, un escándalo que dejó malherido al oficialismo y sirvió de antesala al mazazo electoral en la Provincia. Como tercer cisne negro tenemos el brutal triple femicidio de Florencio Varela, en el que quedó en evidencia que el Estado ausente de la escuela austríaca es reemplazado por bandas narco que actúan con impunidad total y se mueven en una enorme zona liberada. Y por último, el cuarto cisne está representado por el affaire del cabeza de lista libertario, José Luis Espert, y las revelaciones sobre el financiamiento irregular de su campaña de 2019: quien puso plata para esa aventura -200 mil dólares- es un empresario detenido y señalado por sus contactos con el narcotráfico, “Fred” Machado. Cartón lleno.
Los consultores y politólogos son capaces de predecir qué ocurre ante la aparición de un cisne negro en campaña. Pero cuatro, sinceramente, parecen demasiados. Javier Milei ya experimentó en las urnas, hace pocas semanas, cómo reacciona la sociedad ante esta fatídica combinación de malaria económica y escándalos en serie. Y ahora, su principal candidato en la lista bonaerense, Espert, está en la mira mediática, al punto que tuvo que borrase de las actividades proselitistas de los últimos días.
Espert responde a estas revelaciones diciendo que son “una operación del kirchnerismo”. El Presidente, por su parte, habla de “chismes de peluquería”. Pero parecen mucho más que eso. Y hablando de Espert y Milei, y también de “Fred” Machado, ¿sabían que compartieron abogados? Uno es Francisco Oneto, que representó a los tres. El otro, defensor del Presidente y de su candidato, también les va a sonar: un tal Spagnuolo.














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