El movimiento de protesta “Freedom Convoy”, donde camioneros y antivacunas se conjugan para oponerse a las restricciones gubernamentales y los pases sanitarios dispuestos con razón del COVID-19, paralizado desde hace semanas a Canadá, y se extiende a pasos fronterizos claves con Estados Unidos, mientras gana impulso mundial. Todo empezó el 28 de enero pasado, cuando un convoy de vehículos, en su mayoría camiones, cercó el Parliament Hill, interrumpiendo el tráfico en el centro de Ottawa, la capital canadiense.
El reclamo: que se levanten todas las restricciones, incluidos los mandatos de vacunación y el uso de mascarillas. “Hay mucha frustración reprimida y está resonando no solo en todo el país, sino en todo el mundo”, reconocen en el gobierno del primer ministro Justin Trudeau. “Nos preocupa que esto erosione la aceptación de la intervención de salud pública en el futuro si a pandemia continúa o si tenemos otra pandemia”, agregan. Trudeau, como Emmanuel Macron en Francia, se han mostrado firmes contra los antivacunas.
Lo que generó también en el país galo, una contrareacción que hoy marcha hacia Bruselas para imponer el debate en la agenda parlamentaria europea: inspirados por los camioneros canadienses, los manifestantes franceses partieron el miércoles pasado desde Niza, en el sur de Francia, y montaron un “convoy de la libertad” que convergerá en la sede de la Unión Europea, para exigir el fin de las restricciones por el COVID-19.
Las autoridades belgas prohibieron todas las manifestaciones en la capital con "vehículos motorizados" y dijeron que habían tomado medidas para evitar el bloqueo de la región. Y la policía publicó en redes sociales que canalizará las caravanas a un estacionamiento en las afueras de la ciudad como el único lugar donde se tolerará una protesta estática.
En tanto, Nueva Zelanda y Australia se organizan sendas réplicas: la manifestación “Convoy to Canberra” pretende parar la capital australiana reclutando a manifestantes de todo el país. Cientos de automóviles y camiones ya bloquearon carreteras y atacaron negocios, obligando al gobierno a reprimir. Mientras que en Wellington, la policía neozelandesa arrestó a más de 50 personas -entre los miles de asistentes- que enfrentarán cargos por allanamiento de morada y obstrucción tras apostarse frente al Parlamento.
Las protestas australianas han atraído a una mezcla de manifestantes: incluyen defensores del movimiento de "ciudadanos soberanos" que cree que las personas no están sujetas a ciertas leyes, y teóricos de la conspiración al estilo de Qanon, el movimiento que apoyó a Donald Trump y participó en la toma del Capitolio en Washington, buscando evitar que se proclamara a Joe Biden presidente.
Pero también se sumaron sindicatos donde a los trabajadores se obliga a que se vacunen, incluidos maestros, médicos, enfermeras, policías y personal militar. Lo mismo que sucede con los docentes franceses, que marcharon en París para oponerse a los controles que impone el Ministerio de Educación. En todos los casos, las marchas se ven nutridas por distintos indignados: el movimiento de protesta francés reúne a quienes se oponen al pase sanitario requerido para acceder a muchos lugares públicos, pero también a algunos molestos por el aumento de los precios de la energía y los alimentos, temas que encendieron las protestas de los “chalecos amarillos” que sacudieron Francia a fines de 2018 y principios de 2019.
Y la presión ha impactado sobre el gobierno de Macron, que tras endurecer inicialmente su postura, ahora estudia relajar los mandatos de máscaras faciales desde el 28 de febrero, y espera terminar con los pases sanitarios que requieren la vacunación a fines de marzo o principios de abril.
En Estados Unidos finalmente, una versión de la protesta de camioneros de Canadá está planeando una manifestación similar: “The People’s Convoy” iniciará su caravana el 4 de marzo y marchará hacia Washington, donde ya se han visto esta semana otras manifestaciones. “Nuestros hermanos y hermanas de la carretera lograron abrir los ojos de los canadienses sobre los mandatos inconstitucionales y las dificultades impuestas a su pueblo, y ahora es el momento de que los ciudadanos de Estados Unidos se unan y exijan la restauración de nuestro derecho constitucional”, publicaron un comunicado en la página de Facebook del grupo que se opone a los requisitos de vacunación en negocios y lugares de trabajo.
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