Sunday 16 de March, 2025

MUNDO | 11-02-2025 04:08

El cambio de marea que terminará con los partidos de centro derecha

Como avanza la fagocitación del centro por la extrema derecha en Europa. Los ecos locales y el caso del PRO.

Durante décadas, los partidos de centroderecha en Europa se mantuvieron firmes en su rechazo a la extrema derecha. Mecanismos como el cordon sanitaire en Francia o la Brandmauer en Alemania evitaban la cooperación con fuerzas radicales. Sin embargo, en los últimos años, esta línea roja se ha desdibujado.

Ante el avance electoral de los partidos ultraderechistas, los conservadores tradicionales han optado por una estrategia de mimetismo, asumiendo discursos y políticas cada vez más restrictivas en temas como la inmigración. Pero esta estrategia no solo ha fracasado en recuperar votos, sino que ha acelerado la consolidación de la extrema derecha como la principal fuerza en el espectro conservador.

El ejemplo más reciente de esta dinámica se dio en Alemania, donde el líder de la CDU, Friedrich Merz, jugó con la ultraderecha para aprobar una moción parlamentaria contra la inmigración. La reacción fue inmediata: rechazo interno en su propio partido y una celebración abierta por parte de Alternativa para Alemania (AfD), que lo consideró una "jornada histórica".

La nueva derecha extrema

En Francia, el discurso del primer ministro centrista François Bayrou sobre la captura del país por la inmigración árabe, fue interpretado por la ultraderecha como una victoria ideológica. Y en Austria, el Partido Popular (ÖVP) mantiene negociaciones avanzadas con el ultraderechista FPÖ para conformar el primer gobierno de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial.

El patrón se repite: los partidos de derecha tradicional intentan competir con la ultraderecha en su propio terreno, endureciendo su discurso para frenar la fuga de votos. Sin embargo, en lugar de recuperar su electorado, terminan legitimando y normalizando a sus rivales radicales.

Como explica Tarik Abou-Chadi, profesor de política europea en la Universidad de Oxford, "cuando los partidos tradicionales adoptan posturas de ultraderecha, la gente deja de ver a estos últimos como una opción extremista y comienza a considerarlos una alternativa válida". Este proceso también cambia la percepción de la opinión pública: cuanto más insiste la derecha tradicional en temas como la inmigración, más crece la sensación de crisis y mayor es la aceptación de propuestas más radicales.

La nueva derecha extrema

El resultado es evidente en varios distritos. En los Países Bajos, el Partido de la Libertad de Geert Wilders ha superado a la derecha tradicional y lidera el gobierno. En Italia, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni dominan el bloque de derecha. En Austria, el FPÖ desplazó al centroderecha en las últimas elecciones. En Francia, Agrupación Nacional de Marine Le Pen es el partido más grande en el Parlamento, mientras que en Suecia, Finlandia y Croacia, la ultraderecha ya es parte de coaliciones de gobierno.

El Reino Unido también refleja esta tendencia. La formación Reform UK de Nigel Farage ha superado a los conservadores en algunas encuestas recientes, pese a que el Partido Conservador ha endurecido su posición en inmigración con medidas como la polémica deportación de solicitantes de asilo a Ruanda. El caso británico confirma la paradoja: la radicalización de la derecha tradicional no detiene el ascenso de la ultraderecha, sino que lo potencia.

La nueva derecha extrema

Sarah de Lange, profesora de pluralismo político en la Universidad de Ámsterdam, advierte que "los partidos de extrema derecha avanzan en oleadas, y ahora estamos en un momento de aceleración". La fragmentación de la izquierda y el debilitamiento de los partidos tradicionales facilitan su ascenso. Según Abou-Chadi, la fagocitación de la centroderecha por la ultraderecha podría completarse en los próximos 10 o 15 años. "En algunos países ya ha sucedido; en otros, el proceso está en marcha. Hablamos de la extrema derecha como si fuera marginal, pero ya no es cierto".

El dilema para los partidos tradicionales es evidente. O bien reconstruyen un espacio de centroderecha independiente y diferenciado, o continúan con su estrategia actual y se convierten en versiones diluidas de la ultraderecha, el dilema que hoy divide al PRO de Mauricio Macri, y del cual se aprovecha Javier Milei, con la estrategia que desarrollan su hermana Karina y Santiago Caputo.

La historia reciente muestra que, en política, los votantes suelen preferir el original a la copia. Si la derecha tradicional no encuentra una manera de romper este círculo vicioso, su desaparición podría ser solo cuestión de tiempo. Una amenaza que en Argentina podría verse concretar en las próximas elecciones legislativas.

La nueva derecha extrema

Además, otro factor que favorece este giro hacia la extrema derecha es el impacto de las crisis económicas y sociales. El descontento con la globalización, el aumento del costo de vida y la percepción de inseguridad han sido capitalizados por los partidos ultraderechistas, que ofrecen respuestas simplificadas y soluciones tajantes. En este contexto, los partidos de derecha tradicional, en lugar de proponer alternativas viables desde una óptica moderada, han optado por replicar la retórica del miedo.

La nueva derecha extrema

A esto se suma la crisis de liderazgo dentro del centroderecha. Con figuras históricas como Angela Merkel fuera del escenario, los partidos conservadores han carecido de líderes capaces de marcar una agenda propia. En cambio, han quedado atrapados en la lógica de responder a la extrema derecha, permitiendo que esta marque el debate público (de esto también es ejemplo la política local, donde el discurso antiwoke de Milei ha redefinido el debate público)

Este vacío de liderazgo ha facilitado la erosión de los principios tradicionales del conservadurismo y ha acelerado su disolución dentro del discurso ultraderechista. Si la tendencia actual se mantiene, Europa podría ver en la próxima década una transformación radical de su mapa político. La pregunta es si todavía, los partidos tradicionales, están a tiempo de revertir este proceso o si el círculo vicioso ya es irreversible.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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