Francia adelantó que nacionalizará su gigante eléctrico para garantizar la soberanía energética, mientras que Europa enfrenta una crisis cada vez peor debido a la guerra en Ucrania. La medida le dará al gobierno de Emmanuel Macron más control para solucionar una tormenta de problemas en el programa de energía nuclear francés, el más grande de Europa, en un momento en que el presidente se comprometió a mitigar el aumento del costo de vida, protegiendo a los consumidores de la suba de tarifas.
Élisabeth Borne, la primera ministra francesa, explicó ante el Parlamento que el cambio era necesario para garantizar la independencia energética de Francia: el país obtiene alrededor del 70 por ciento de su electricidad de la energía nuclear, una proporción mayor que cualquier otro país del mundo, franja que ampliará tras descartar una vuelta al petróleo y el gas rusos.
A tal fin, el gobierno de Macron impulsa una adquisición del 100 por ciento del capital de la empresa Électricité de France (EDF), frente al 84% actual: la compañía es el principal productor de electricidad en Francia y opera todas sus plantas nucleares.
Estatista
Aunque el intervencionismo económico por parte del gobierno es una fuerte tradición en Francia, buena parte del arco político rechaza las nacionalizaciones radicales de la década de 1980 bajo François Mitterrand. Y este es un paso fuerte desde lo simbólico para el presidente Emmanuel Macron, el ex banquero elegido en 2017 como presidente, bajo una plataforma abiertamente favorable a los negocios, que prometía recortar la regulación y reducir el gasto público.
Promesas que traicionó rápidamente: a poco de asumir su gobierno nacionalizó el astillero más grande de Francia, STX France, para evitar que un competidor italiano se hiciera cargo. Y más recientemente, la pandemia de Covid-19 y el conflicto entre Rusia y Ucrania han acelerado su giro de reformador del libre mercado a defensor de la intervención estatal.
Macron ahora insiste en que el gobierno debe defender la soberanía económica y energética de Francia y cumplir los objetivos climáticos, recuperando el control de industrias nacionales clave.
Francia depende menos que sus vecinos europeos -como Alemania- del gas y el petróleo rusos. Pero para mantener esa independencia, la mejora de los viejos reactores nucleares del país se ha vuelto crucial para el gobierno, ya que la guerra en Ucrania ha disparado los precios de la energía, alimentando la inflación y haciendo que el costo de vida sea una la mayor preocupación de los franceses.
Apuesta
En febrero, Macron anunció un plan de 51.700 millones de euros para revisar el programa nuclear de Francia, que incluía planes para que EDF construyera el primero de 14 gigantescos reactores de agua de última generación para 2035.
Élie Cohen, economista que ha estudiado el sector nuclear, sostuvo que "la única solución es la nacionalización porque el gobierno ha elegido una combinación energética centrada en la energía nuclear, y EDF ahora se ve obligada a construir más reactores pero no tienen los recursos”.
El gobierno ya había insinuado que estaba considerando la renacionalización durante la campaña para la reelección de Macron. Y esto le permite al presidente además, potenciar el empleo en un sector clave: EDF emplea a más de 165.000 personas y obtuvo ingresos por unos 86.000 millones de dólares.
Pero la mayor parte de la infraestructura nuclear de Francia se construyó en la década de 1980 y ha sufrido una falta de inversión que llegó a un punto crítico en la falta de mantenimiento, por lo que cerraron alrededor de la mitad de los reactores atómicos del país, derrumbando la producción nuclear de Francia a su nivel más bajo en casi 30 años.
Los problemas incluyeron un retraso de dos años en el mantenimiento requerido para docenas de reactores envejecidos, y se pospuso durante los cierres de coronavirus. Problemas de seguridad como corrosión y soldaduras defectuosas, y el aumento de las temperaturas en primavera y verano han dificultado el enfriamiento de los reactores.
Subsidios
En enero, el gobierno ordenó a EDF que vendiera más energía nuclear a los competidores para limitar el aumento de los precios de la electricidad en Francia. Medida que Bruno Le Maire, el ministro de finanzas, reconoció que le costaría al estado unos 8.500 millones de dólares. Y el gobierno también ha ordenado a EDF que limite sus precios para mantener bajas las tarifas, reduciendo efectivamente los márgenes de la compañía, que ya tiene una deuda de 45 mil millones de dólares.
Francia creó EDF en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, al nacionalizar y fusionar más de 1400 pequeños productores de electricidad. Siguió siendo de propiedad estatal hasta 2005, cuando la empresa fue parcialmente privatizada. Pero ahora el estado compraría su parte a los accionistas minoritarios, que actualmente tienen una participación del 14 por ciento en EDF.
El anuncio francés se produjo el mismo día en que los legisladores de la Unión Europea votaron a favor de considerar algunos proyectos de energía nuclear y de gas como "indispensables", dándoles acceso a préstamos baratos y subsidios estatales, un cambio por el que Francia había cabildeado en medio del creciente impulso de Europa para desvincularse del petróleo y el gas rusos.
La inflación en la eurozona aumentó recientemente a un récord del 8,6 por ciento a consecuencia de la guerra en Ucrania y el conflicto económico que ha desencadenado. Aunque la tasa de inflación en Francia es del 6,5 por ciento, el alto costo de vida francés pasó rápidamente a un segmento de la población a la pobreza, lo que motiva a Macron a presentar proyectos de ley para aumentar varios beneficios sociales, limitar el aumento de los alquileres y crear subsidios para los más pobres.
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