La vertiginosa gira europea de Joe Biden tuvo sus consecuencias físicas, y el presidente estadounidense, fue sorprendido descansando los ojos durante los comentarios de apertura de la conferencia climática COP26 en Glasgow, el lunes pasado.
El presidente parecía quedarse dormido cuando un orador subrayó la importancia de tomar medidas para salvar el clima. Un asistente se acercó para despertarlo y Biden reaccionó. Se inclinó hacia adelante y se frotó los ojos cuando el primer ministro de Italia subía al escenario.
Biden, de 78 años, y su aptitud para el trabajo, han sido objeto de escrutinio por parte de sus críticos, incluido el ex presidente Donald Trump, mientras que la caída de su aprobación en las encuestas alcanza justamente las peores cifras de su predecesor.
El demócrata no ha publicado un informe médico desde 2019, y Jen Psaki, portavoz de la casa Blanca, ha desviado las preguntas sobre su salud y por qué tose cada vez que surgió el tema.
Fracaso
Minutos más tarde, Biden subía al escenario para dar su propia advertencia sobre la inminente fatalidad del cambio climático, al que llamó "la amenaza para la existencia humana tal como la conocemos". "El cambio climático ya está devastando el mundo. Esta es una década decisiva en la que tenemos la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos. Podemos mantener el objetivo de limitar el calentamiento global a solo 1,5 ° C si nos unimos", insistió. "Glasgow debe ser el inicio de una década de ambición e innovación para preservar nuestro futuro compartido", continuó (ver sección Ciencia). Pero nada de eso sucedió en la cumbre que lo tenía como protagonista: a los oradores solo se les permitía tres minutos, pero los comentarios de Biden fueron mucho más allá de la asignación, llegando a más de 11 minutos.
Biden ha puesto los objetivos ecológicos al tope de su agenda. En ese contexto, nos son pocos los que ven esta cumbre como un fracaso: ni Rusia, ni China, ni India firmaron el acuerdo para bajar las emisiones de metano un 30% para 2030. Los tres gigantes populosos del este están lógicamente entre los países más contaminantes.
Reproches
"No debería disculparme, pero sí", marcó Biden sobre Trump en su discurso ecológico, refiriéndose a la decisión de su rival de sacar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. Trump contratacó luego con las imagenes de Biden con los ojos cerrados, volviendo a hacer uso del mote “Sleepy Joe” (el somnoliento Joe), como lo apodó durante la pasada campaña. Un descalificativo que tomó fuerza en el último tramo tras algunos desaciertos del presidente demócrata: el más grave, la falta de previsión sobre lo que ocurriría en Afganistán al retirar definitivamente las tropas (ver recuadro). Varios medios opositores remarcaron que el presidente estadounidense se había “dormido” una vez más.
Pero no es sólo una cuestión de relato: los votantes independientes que lo apoyaron frente a Trump hoy no están conformes. Según un estudio de FiveThirtyEight, el 53% de los estadounidenses desaprueba el desempeño del presidente, una calificación históricamente alta para el mandatario que ni siquiera llega al año de gestión: en igual período Jimmy Carter era reprobado por el 30,1%, Ronald Reagan por el 35,3%, George H.W. Bush (22,9%), Bill Clinton (44,2%), George W. Bush (9,1%) y Barack Obama (41,7%).
Abandono
El único presidente reciente con un índice de desaprobación más alta es justamente el rival que el actual presidente derrotó en las urnas en noviembre pasado: Donald Trump, con un 56,7%.
La popularidad de Biden más alta se registró en marzo cuando emitió órdenes ejecutivas para aumentar la vacunación, y promulgó la ley de estímulo popular con $ 1,9 billones de dólares.
Pero la crecida de la variante Delta y el aumento en los precios de los artículos de primera necesidad, fueron reveses en ambos frentes, golpeando en sus votantes de clase media: se ve en las mediciones en los suburbios, donde marca una disminución de 6 puntos porcentuales desde sus primeros tres meses en el cargo. Va de la mano de la reprobación de la línea progresista que el partido demócrata impone en el Congreso: Nancy Pelosi y la vicepresidenta Kamala Harris son protagonistas, frente a una economía que vuelve a dar señales de crisis.
Afganistan
Marcan los medios estadounidenses que Biden no luchaba contra Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales, si no contra la imagen que Trump le asignaba, la de “Sleepy Joe Biden”, un político anodino al que le falta decisión y las cosas le pasaban por encima. La contienda de Biden contra ese fantasma fue victoria en noviembre pasado. Incluso pudo mostrar su impulso marcándole la cancha a Vladimir Putin y Xi Jinping. Pero el presidente estadounidense se diluyó tras su falta de previsión y luego de respuestas polémicas como la salida de sus tropas de Afganistán. La toma de Kabul por los talibanes no tomó tres meses como había anticipado, si no tres días. Y reavivó la interna en la región con un nuevo Estado Islámico.
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