“Los únicos perjudicados son los niños de La Cámpora”. Hugo Moyano y Daniel Scioli saben algo: Desde su ADN, el kirchnerismo estaba programado para una sucesión continua entre Néstor y Cristina. La muerte súbita de Kirchner le dio “aire” a la presidenta, pero cortó ese juego pendular que, con la economía a favor, pudo haber funcionado por años. Entre una presidencia y otra, La Cámpora produciría líderes capaces de heredar el proyecto y evitar las desgracias de un destierro en vida al estilo Menem.
El destino quiso que la universidad camporista se convirtiera, cuando mucho, en colegio terciario. Y los pollitos debieron salir de la granja antes de tiempo, quedando expuestos a infinidad de peligros. Lejos de querer voltearla al estilo Lugo, Moyano y Scioli, aliados circunstanciales, sólo buscan cortarle a Cristina el camino hacia un tercer mandato. Desaparecida esa posibilidad, las chances de que los chicos y chicas “Cámpora” hagan pie resultan prácticamente nulas.
En su misión, el dúo conformado por el camionero y su gobernador favorito, cuenta con varios aliados. ¿Los más importantes? Buena parte de los medios “opositores”, y la crisis económica que ya se hace notar. La manifestación a la Plaza fue sólo un comienzo, pero bien disparado al corazón de los valores justicialistas.
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