El anuncio de Alberto Fernández sobre la policía, del miércoles 9, hizo que Elisa Carrió y sus colaboradores más cercanos recordaran un evento muy particular. El Presidente había invitado a intendentes de Juntos por el Cambio a estar presentes para sumar apoyo, sin contarles que en la conferencia anunciaría que le sacaría miles de millones de pesos a Horacio Rodríguez Larreta para transferirlos a Provincia. Lo tomaron como una traición, pero aguantaron sentados. “¿Cómo no hicieron la gran ‘Lilita’ con Pino Solanas?”, le recordaban a la ex diputada, en referencia al día en el que ella se levantó en pleno discurso de quien era su compañero de espacio y se fue.
Carrió siguió de cerca el conflicto de la Policía Bonaerense que estalló en las narices del gobernador Axel Kicillof y de su ministro de Seguridad, Sergio Berni. Pero por la intensidad del reclamo, decidió no hacer declaraciones públicas. Su única acción fue pedirle a los suyos que publicaran en su cuenta de Twitter un sugestivo mensaje: “Cómo se extraña a María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires”.
El regreso. Su retiro de la política duró apenas cinco meses. En marzo había hecho efectiva su ida de la Cámara de Diputados, que había anunciado en octubre de 2019. Tras 26 años de actividad, sentía que su salud estaba demasiado deteriorada, quería dedicarse a la docencia y a su propia vida. No funcionó.
La pandemia y su ego la catapultaron de regreso. Como anticipó NOTICIAS, en julio ya se preparaba para reaparecer en los medios en septiembre. Así lo hizo. Primero con un llamado telefónico a TN Central, el 1 de septiembre. Estaba mirando la tele cuando escuchó una entrevista que le hacían a Berni y enfureció: ella misma llamó a periodistas del canal porque quería salir al aire a contestarle.
Luego, llegó su regreso formal a la televisión: el lunes 7 hizo una entrevista en el programa de Joaquín Morales Solá y volvió con todo su repertorio. Frases picantes, acusaciones varias y mucho rating, el coctel que suele elaborar Carrió.
“Lilita” acusó a Cristina Kirchner de liderar un “golpe de Estado” contra Alberto Fernández y la Justicia, con Carlos Zannini como estratega. “La conozco en su carácter, no para. No puede parar, va por todo”, aseguró.
Hasta el Papa Francisco ligó en su primera entrevista presencial, tras la renuncia a su banca. Para Carrió, el Sumo Pontífice estaba al tanto de las tomas de tierras que se dan en todo el país, a través de su “vocero”, en referencia a Juan Grabois. E incluso, aseguró que le mandó a decir al arzobispo Mario Poli “que le diga al Papa que pare, ya que habilitó esto, que pare”.
El día de su reaparición, la Justicia había ordenado la liberación del empresario K Lázaro Báez, que había intentado, sin suerte, ingresar al country donde iba a hacer su prisión domiciliaria. “Lilita” también opinó al respecto: “La gente no quiere compartir su vida con personas que se han robado los impuestos de la Nación y la han dejado en la pobreza”, sentenció.
Futuro. Nadie se anima a asegurar si Carrió será o no candidata en las legislativas del año próximo. Aunque los pronósticos indican que deberán dejarle un lugar en las listas. Después de su renuncia fallida, volvería al Congreso.
Sin embargo, por ahora, se asignó a sí misma otra tarea: “Su función es la de mantener unido a Juntos por el Cambio”, dicen en su entorno. Para eso habla con todos los dirigentes, los que tienen territorio y los que no. Los llama desde su casa, discute y los aconseja. Sus interlocutores preferidos son, más allá de los integrantes de la Coalición Cívica, Rodríguez Larreta, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Mario Negri.
Con el paso de los días fue perdiendo el miedo que le generaba la posibilidad de contagiarse de coronavirus, aunque sigue tomando precauciones. “Tiene que cuidarse mucho: tiene todos los casilleros completos con los factores de riesgo”, dice una de sus amigas.
Se siente renovada y mucho tiene que ver la presencia de sus hijos en su casa del country de Exaltación de la Cruz. Victoria e Ignacio le fortalecieron su espíritu. Aunque ella alega que hubo otros factores: “No ver a los corruptos me ha sanado mucho”, dijo sobre su vida fuera del recinto.
Hasta que empiece la campaña, seguirá resguardada en su casa. Solo saldrá para encontrarse cara a cara con algún pope de Juntos por el Cambio o manifestarse en algún medio de comunicación.
“Yo siempre digo que gobierno desde la cama”, asegura. Mientras mira películas de Netflix y lee física cuántica, habla con sus ex compañeros del Congreso. Esa es parte de su nueva normalidad. Pero lejos quedó la posibilidad de la jubilación que alguna vez imaginó.
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