Desde que el editor y empresario estadounidense Hugh Hefner lanzó la revista “Playboy”, en 1953, su éxito fue extraordinario. No solo contenía chicas lindas desnudas, presentadas de una manera artística, sino también entrevistas, cuentos y artículos de calidad. Autores como Ray Bradbury, Gabriel García Márquez y Margaret Atwood escribieron relatos para la publicación. Rápidamente, la marca se convirtió en un imperio que incluía fiestas, programas de televisión, películas, merchandising y mucho más. Hefner estaba considerado un referente de la liberación sexual y de la libertad de opinión.
Pero la sórdida realidad de la empresa, en el apogeo de su poder, es que usaba y comerciaba con mujeres jóvenes a manera de mercancías, y que la mitología era, en gran parte, una farsa. Esto se afirma en la serie “Secrets of Playboy”, una producción documental de A&E, cuyos dos primeros capítulos de un total de doce, se estrenaron la semana pasada, en versión doblada al castellano y donde se revelan denuncias al magnate fallecido en 2017.
Todo hecho a través de testimonios de víctimas de su conducta dañina, junto con dramatizaciones de algunos de los hechos narrados. Además, incorpora voces de la órbita personal de Hefner, como Sondra Theodore, su novia a finales de los setenta. “Vi claramente que no éramos nada para él. Era como un vampiro. Chupó la vida de todas esas jovencitas durante décadas”, afirma.
El tema recurrente es lo que la exejecutiva Miki García y Holly Madison, exprotagonista de “Girls”, describen como un aura “de culto” en torno a Hefner, y el empleo de un “equipo de limpieza” dedicado a preservar su imagen, así como la de las celebridades y las personalidades cercanas. Esos famosos podían “hacer lo que quisieran”, como recuerda PJ Masten, antigua “conejita madre”, dándose el gusto con la seguridad de saber que lo que ocurría en la famosa Mansión quedaba allí. Así, nombran algunos comportamientos asociados a esa carta blanca, incluidas las acusaciones de mala conducta sexual y el consumo desenfrenado de drogas.
También detallan varios sucesos trágicos ocurridos durante los años de mayor éxito, como la muerte por sobredosis de Adrienne Pollack, una “Playboy Bunny”, en 1973; el suicidio de la asistente de Hefner, Bobbie Arnstein, en 1975; y el asesinato de la playmate Dorothy Stratten a manos de su marido, en 1980.
Más allá de cierto desorden narrativo, el envío cumple en recordar, primero, que no es oro todo lo que reluce y, luego, que conviene examinar ciertas leyendas de la cultura mundial. En estos tiempos, no es poco.
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