El último día de campaña para las elecciones parlamentarias de mañana jueves en Reino Unido estuvo marcado hoy por una subida del tono, después de que la primera ministra, Theresa May, se mostrase dispuesta a limitar los derechos humanos para luchar contra el terrorismo.
Tras los atentados de Mánchester y Londres, la conservadora May dijo el martes en un mitin que estaba dispuesta a cambiar la legislación sobre derechos humanos para poder retener durante más tiempo a los sospechosos de terrorismo o expulsarles con mayor rapidez.
"Si nuestras leyes sobre derechos humanos nos los impiden, cambiaré esas leyes para que podamos hacerlo. Si el jueves soy elegida primera ministra, ese trabajo empezará el viernes", aseguró la líder conservadora. En entrevista con "The Sun", May aseguró que está dispuesta a ampliar de 14 a 28 días el periodo que se puede mantener retenidos a los sospechosos de terrorismo sin una orden judicial.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, criticó hoy esas declaraciones de May. "No venceremos al terrorismo rompiendo nuestros derechos fundamentales y nuestra democracia", afirmó en declaraciones a la BBC.
En lugar de eso, lo que Reino Unido necesita son más policías e inversiones adicionales en las fuerzas de seguridad, dijo Corbyn. El líder laborista ya había criticado en días pasados los recortes de los gobiernos conservadores en el presupuesto policial, cuando May era ministra de Interior.
El líder liberal demócrata, Tim Farron, también aseguró que debilitar las leyes de derechos humanos dejaría "ganar a los terroristas".
Por otro lado, la prensa de derechas arremetió hoy contra Corbyn, al que califica de peligro para la democracia. El "Daily Mail" aseguró que Corbyn es un "Defensor del terror" que abogó por "asesinatos masivos en Cercano Oriente, Irlanda y en cualquier otro lugar del mundo".
"The Sun", por su parte, afirmó que en 2002 Corbyn pronunció un inflamado discurso contra Israel en un acto de protesta en el que también estuvieron presentes miembros de una organización yihadista prohibida. El "Telgraph" aseguró -citando a fuentes policiales sin nombrarlas- que hace dos décadas el líder laborista estuvo vigilado por una unidad especial por actividades o relaciones subversivas.
En el último día de campaña electoral, May intentó atraer a los pequeños empresarios durante un encuentro con comerciantes en el mercado Smithfield de Londres. "Mantendré nuestra economía fuerte para ayudar a los pequeños negocios", tuiteó desde allí.
Corbyn, por su parte, pidió el voto para salvar el servicio nacional de salud, que sufrió recortes y privatizaciones en los últimos años.
Un día antes de las elecciones, la ventaja de May sobre Corbyn se estrecha hasta tan sólo entre 1,2 y 4 puntos en algunos sondeos.
La última encuesta publicada por Survation reduce la ventaja de los conservadores a tan sólo 1,2 puntos porcentuales, otorgando a May un 41,6 por ciento y a Corbyn un 40,4 por ciento. En tanto, el sondeo más reciente de YouGov arroja una diferencia de 4 puntos, otorgando a los tories de May un apoyo del 42 por ciento, frente al 38 por ciento de Corbyn.
Otros estudios demoscópicos conceden todavía una ventaja significativa para May. El sondeo de Opinium da al Partido Conservador una ventaja de siete puntos, mientras que la encuestadora ICM prevé un margen aun más amplio, de 11 puntos (45 por ciento para los conservadores frente a 34 por ciento para los laboristas).
Los laboristas de Corbyn protagonizaron en las últimas semanas una importante subida en las encuestas. Cuando a mediados de abril May convocó elecciones anticipadas, los tories sacaban hasta 20 puntos de ventaja en los sondeos a los laboristas.
May convocó los comicios para conseguir un mayor respaldo a su postura de cara a la negociación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el denominado "Brexit". Sin embargo, comenzó a caer en las encuestas tras incluir en su programa electoral recortes en las pensiones y en las ayudas a personas que necesitan cuidados.
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