El jueves, Mauricio Macri y Juliana Awada pasaron su última noche en la Quinta de Olivos. “Dejamos todo impecable para el futuro presidente”, avisó quien era la primera dama hasta el lunes. Por eso, tras asumir en el Congreso y tomarle la jura a sus ministros en Casa Rosada, Alberto Fernández y su pareja, Fabiola Yáñez, pasarán su primera noche en la mítica casa presidencial.
Tiempo después de obtener una victoria en las urnas, el dirigente peronista había enviado unos adelantados a Olivos para que vean el estado de las cosas y saber qué iba a necesitar para la mudanza. No hubo quejas: todo estaba en perfectas condiciones. Hasta la cancha de fútbol revisaron y también la encontraron bien. Todo listo para que la estadía de Alberto sea la adecuada.
Sin embargo, el flamante presidente decidió dejar completamente armado su departamento en Puerto Madero, ese que le prestó durante los últimos años su amigo íntimo, Enrique “Pepe” Albistur, y desde donde produjo el armado político que le permitió llegar al sillón de Rivadavia. Por supuesto que su perro Dylan, el collie “nacional y popular” que es una estrella de las redes sociales, estará mudado junto a su dueño a Olivos, donde tendrá espacio para pasear.
A pesar de que tiene todas las comodidades en la quinta presidencial, Fernández quiere tener un lugar privado que, encima, está a pocas cuadras de Casa Rosada. A menos de 500 metros.
“Es un refugio para hacerse una escapada desde su oficina. Hasta lo tiene por si quiere hacer una siesta cortita, a pesar de que en la Rosada tiene un espacio para eso”, indicó un dirigente peronista que asegura que también se sorprendió con la decisión.
Fernández intentará que su vida se parezca lo mayor posible a cuando no era presidente. Por eso eligió llegar al Congreso y luego a la Casa Rosada en su Toyota Corolla privado y, por eso también, mantendrá su departamento en el piso 12 de la lujosa torre River View.
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