Muchos peronistas se enojan ante la afirmación o la consideran machista, pero el mismo Perón decía que Evita era una creación suya. Y la verdad no le quita mérito alguno al paso de esta mujer por la política criolla: Fue su mejor alumna, no su musa inspiradora o su maestra, como la revisión histórica pretende hacernos creer hoy.
La clave hay que buscarla en el año 1945, cuando de golpe Eva Duarte se encuentra con el poder inmenso que le daba ser la amante de uno de los hombres más poderosos del país. ¿Armo el 17 de octubre? No, todas mentiras de cotillón justicialista. El día de la lealtad es una operación magistral de Cipriano Reyes, a quien el General premió después con crueles torturas.
Eva buscó afianzarse desesperadamente en un medio que le era esquivo: El cine. De hecho, “La Pródiga”, su película más ambiciosa y nunca estrenada, ya que Juan Domingo mandó a quemar los negativos (sólo se salvó uno escondido en Uruguay), había sido pensada para Mecha Ortiz, quien jamás se recuperó del “robo”. Doña Mecha vio como una veinteañera ambiciosa le quitaba ese papel pensado para una señora de más de cuarenta (el resultado es ridículo).
Hay más, durante el 45, mientras el país ardía, Evita seguía pensando en cómo vengarse de los desplantes de Libertad Lamarque (no hubo cachetada, sólo desprecios de diva a “aspirante de”); fastidios que nacieron cuando Libertad descubrió que ella, siendo la estrella de la película en cuestión, tenía que ir a los estudios en tren por la restricciones de Guerra, mientras que Eva llegaba con auto y chofer, aunque tenía un papel secundario.
El más “femenino” de todos los castigos a la cantante no figura en ninguna parte, y poco tiene que ver con las prohibiciones que sufrió la “novia de América”. Al tiempo que la nación estallaba y el destino de Perón colgaba de un hilo, Evita exigía como galán a Juan José Miguez, quien según todos los chismes que corrían en el mundo cinematográfico argento, era algo más que el actor preferido de Libertad… Le pegó donde más dolía.
La Evita que todos conocemos (o creemos conocer) nace después de la famosa gira europea (1947), cuando la creación del General había florecido (tanto como para salir a mostrarla al mundo), y ella fue “bendecida” por el condimento de todo mito que se precie de tal: La sombra de la muerte que ya empezaba a rondarla.
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