En la escuela primaria era abanderado, usaba la raya al costado y, probablemente, las medias subidas hasta las rodillas. Un adicto a la norma, incrustado en el modelo de familia católica de Barrio Norte. Pero no se salvaba de una especie de mala estrella, empecinada en golpearle contra la pared cualquier atisbo de expresión artística: llegó a la final de “Festilindo” justo cuando se levantó el programa. Y volvió al anonimato hogareño, con el patético consuelo de un reno de plástico con ruedas que ni siquiera giraban.
Otra vez, Juan Carlos Calabró le dijo que lo haría debutar pero nunca lo llamó. Tan frustrada fue su niñez, que cuando Pepito Cibrián lo eligió para participar en un musical infantil se bajó el principal anunciante y la obra, obvio, no se hizo. Duda si el yeta era él o alguien de su entorno (“que después falleció”, apura).
Juan Martín Rago, así se llamaba entonces, siguió creciendo. Se transformó en catequista y profesor de música. Tocaba el piano en las misas de Canal 7 y estudiaba en el conservatorio de música, grabó un CD religioso, hizo una obra de teatro católica. Pero en lo más profundo, bullía el caldo: a los 18 se asumió gay y de a poco fue distanciándose más de cirios pascuales y crucifijos.
Hace cinco años armó una banda de música llamada Mammon (“hijo del diablo”), se animó a pavear arriba del escenario componiendo personajes y ya no pudo ocultarse. Un día se miró al espejo y apareció el verdadero: Jey Mammon (“jota” en inglés), como ahora lo llama hasta su propia madre. Frontal, border y provocador, tardó pero pateó el tablero: en su unipersonal (“¿Dónde está Jey Mammon?”, los martes en el teatro Chacarerean), por ejemplo, le dedica un “rosario” al cardenal Jorge Bergoglio. “Ahora lo mando bien al carajo, porque antes he tenido charlas con él… Era como entrar en crisis todo el tiempo. Un día tuve que asumir que tenía que irme de ahí, no pelearme con el mundo”. De la mutación y su entuerto, habla en esta nota.
Noticias: ¿Cuándo empezó a registrar la incomodidad?
Jey Mammon: Que seas docente de un colegio y te echen, porque la institución religiosa se caga en que a un chico lo fajan sus padres o porque se enteran que unos alumnos fuman marihuana y les niegan la entrada… yo era el que alzaba la voz en esos casos. Tras cartón, me asumí gay.
NOTICIAS: ¿Antes se reprimía?
Mammon: No, sentía que tenía que cumplir con un mandato. Estaba sedado, ni siquiera estaba triste o deprimido… Celebro el haberme dado cuenta y también a veces digo “mirá el tiempo que perdí”. No hace mucho que puedo decir “va por acá”.
NOTICIAS: ¿Dónde y cómo tuvo el acercamiento con Bergoglio?
Mammon: Venía mucho a la misa de Canal 7 y hablábamos sobre la sexualidad, sobre el abuso de poder de la Iglesia. En un momento se reflotó que él había entregado a un par de monjas palotinas (durante la dictadura) y yo le planteaba los temas… una cosa muy extraña.
NOTICIAS: ¿Cómo se generaban esas charlas?
Mammon: Antes de la misa, él venía y saludaba.
NOTICIAS: Pero saludarlo es una cosa y hacerle esos planteos, otra.
Mammon: Sí, yo no sé cómo llegaba… era medio Estelita (se ríe). Preguntando era una Estelita medio corrosiva y molesta.
Estelita es su personaje estelar, una entrevistadora travesti, sin filtro, que recibe un invitado famoso por show, lo envuelve con su boa rosa y lo exprime: logra declaraciones polémicas y explosivas.
NOTICIAS: ¿Qué recuerda de aquellas conversaciones?
Mammon: No, no me acuerdo, pero sí he llegado a escuchar eso de que el gay se va al infierno. Pero no es solo el tema sexual, sino parecería como el de la clase media que le metieron la plata en el corralito y está todo mal. No. Si a una persona que se separó no le das la hostia… Lo que más me llamaba la atención era la hipocresía de ellos. Porque un día me crucé al cura del colegio en Santa Fe y Pueyrredón con su chongo de turno y digo: hipócrita. Pero inmediatamente me vi en un espejo y dije: yo soy hipócrita, ahí empieza a romperse la cáscara.
NOTICIAS: ¿Qué pasó con su fe?
Mammon: (piensa) Es que todo tiene tanto que ver con los hombres, con los malos abanderados del supuesto Dios. Creo que la fe son momentos. Se está muriendo un pariente y “Dioos”. Yo no entiendo cuando dicen “tenés un Dios aparte” o “Dios te ayudó” y ¿por qué a mí sí y a otro lo hizo percha contra un colectivo? (se ríe)
NOTICIAS: ¿Qué respuesta tenía antes a eso?
Mammon: Yo tenía respuesta para todo antes. Que todo tenía un porqué… que el sufrimiento… viste que parece que está bueno el sufrimiento en la religión… sos pobre y tenés que estar contento de tu pobreza (vuelve a reír).
NOTICIAS: ¿Cuál es el límite del humor?
Mammon: Para mí no hay límites. El teatro no tiene techo.
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por Valeria García Testa
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