Como es de público conocimiento, el jeque árabe Alí Saeed Juma Albwardy compró el hotel Four Seasons de Recoleta e invirtió 40 millones de dólares en su remodelación. Los cambios en los jardines y las habitaciones aún están en proceso, pero ya puede verse un lobby renovado, sin duda opulento, y visitar el nuevo bar y restaurante. Ambos están ambientados con una inspiración folklórica y, aunque siguen los estándares de imagen un hotel de lujo, mantienen su identidad propia, evitando que nos sintamos en el bar o restaurante de un hotel, lo cual es un hallazgo.
El bar se llama “Pony Line” y su inspiración es el polo, deporte que trajo a Albwardy al país. Su hijo Rashid juega en La Dolfina con Adolfo Cambiasso, quien está asociado a este emprendimiento, un bar de nivel con buenos tragos y buen ambiente. El restaurante se llama “Elena”, en honor a Elena Peña de Alzaga Unzué, la dueña original de La Mansión, rebautizada La Maison, donde se ubican las siete suites más exclusivas del hotel.
“Elena” emula una típica casa de San Telmo, con un gran patio central con piso en damero, una gran escalera caracol, amplia cocina a la vista y un sector de carnicería, con cortadora de fiambre incluida, donde de encuentra, también a la vista, la cámara de maduración en seco. La carta de “Elena” está diseñada para el paladar argentino, es decir que predominan las carnes, la charcutería, los quesos y los vinos, todos en versiones de alta calidad y a un precio para nada exagerado. El chef ejecutivo es el rosarino Juan Garuffi, quien luego de trabajar para la cadena Four Seasons en México y Egipto, regresó a su tierra para especializarse en nuestros sabores más entrañables.
Una visita a “Elena” obliga a comenzar con una tabla (en este caso un mármol de Carrara) de fiambres y quesos locales: bresaola de kobe, jamón de pato con pimentón de Cachi, cacchiocavalo con pimienta, cheddar añejado, gorgonzola (no deje de acompañarlo con miel de panal), etc. Otra opción es comenzar con mariscos, como los langostinos sellados con hinojitos dorados o el pulpo grillado, impecable, crocante por fuera y tierno por dentro. Como plato fuerte, la carne es la elección obligatoria, aunque sobran opciones tentadoras como el imperdible arroz negro, preparado en una base de anchoas, ajos y limón que marca la diferencia. Del “charboiler” salen todas las carnes que sueñe: panceta de cerdo, gigot de cordero, bife de kobe y carnes dry aged en distintos cortes. No se pierda las papas fritas, hechas en tres cocciones, con asombrosos resultados.
“Elena” deslumbra hasta el final. Ha creado su propia marca de helados, “Dolce Morte”, con sabores especialísimos como queso de cabra y dátiles, maracuyá y pepino, y In (off) Dulce de leche, con pedazos de Vauquita; el postre ineludible. Por suerte, en “Elena” todo se comparte: las tentaciones son muchas, el ambiente incita y el bolsillo no se espanta.
por Fernando Vidal Buzzi
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