Es casi imposible llevar el hilo de la conversación. Él viene con lengua filosa para abrir los géneros. Trae también agujas, con las que zurce aún hoy sus cicatrices. Tan mal no le fue porque, según dice, le lleva sacado un cuerno al diablo. Infla el pecho y argumenta la proeza: aunque le mataron el alma de niño, es un exitoso. Así se autodefine. Roberto Piazza explica su metamorfosis vital: “Según mi hermano, yo era un gordo, bruto, feo, estúpido y puto… Eso me decía, me violó desde los 6 hasta los 17 años. Pero el patito feo creció y se transformó en un toro salvaje, bravío y, bueno, no soy un tipo tan feo (se ríe). Cuando vine a Buenos Aries, se me fueron las plumas de pato feo y me salieron las plumas de pavo real”. De la oscuridad a los brillos. Y viceversa.
Noticias: ¿Cómo se autodefiniría?
Roberto Piazza: Soy un cabronazo creativo, soy un volcán en ebullición permanente.
Noticias: ¿Es también una especie de bulímico verbal, que se da grandes atracones y vómitos discursivos, acumula y luego no se guarda nada?
Piazza: (se ríe) Así son los espectáculos que yo hago. Sí, mi psicóloga me dijo una vez que yo era un irritador social. Pero soy así desde chico, mis amigos de toda la vida me lo dicen.
Noticias: Y encima se mueve en un mundo “careta”.
Piazza: Sí, el mundo en el que me muevo es totalmente banal, ni siquiera es frívolo. Porque lo banal es estúpido, hueco, tilingo, sin profundidad. La frivolidad, en cambio, es una filosofía. Porque la frivolidad de ese vestido (señala a su alrededor), es la misma que la de esa escultura; para mí es una obra de arte porque está trabajado, todo está pensado, la mujer, su desplazamiento. Eso es los que les falta al 90% de los diseñadores del mundo. Algunos, como Valentino, hacen arte.
Noticias: ¿Lo suyo es arte?
Piazza: Arte... mirá, yo viajé al evento del Ámsterdam Museum, Fashion & Art en enero del año pasado, después del robo, cuando me harté de la Argentina…
Noticias: Cuando dijo que se iba del país…
Piazza: Sí, estaba harto.
Noticias: Pero sigue acá.
Piazza: Es que me fui, puse en venta la casa y no la puedo vender… Si hubiera vendido mis casas, no estoy más acá. Después de haber pasado el Proceso, los gobiernos subsiguientes y todo lo que nos han hecho y me han hecho, discriminaciones, violaciones… Haber conocido el éxito acá y en diferentes lugares; y hoy ser, después de (Gino) Bogani, el más importante creador de la moda argentina; como artista íntegro multifacético, y lo digo yo y al que no le guste, no me importa... (toma aire). Tengo 28 escuelas en todo el país, más de 2.500 alumnos, me parece que algo sé, aprendí de la vida un montón de cosas, cambié el Código Penal (N. de R: la denominada “ley Piazza” que amplía los plazos de prescripción de los delitos que afecten la integridad sexual de los menores), y ni siquiera me dieron un clavel o un diploma. La Cámara de la Moda tampoco me dio siquiera un diploma.
Noticias: O sea que no se siente reconocido en la Argentina.
Piazza: Para nada, sólo por todas mis clientas a las que adoro y por el público que me va a ver.
Noticias: ¿Y en el exterior?
Piazza: Afuera me aman, donde voy, me aman. Cuando voy a Hollywood… Ayer tendría que haber tenido un desfile en Hollywood.
Noticias: ¿Y qué pasó?
Piazza: No tengo plata. Con el dólar a 15, cómo voy a viajar con 200 kilos de equipaje y tres personas, es imposible.
Noticias: ¿Está complicado financieramente?
Piazza: No, vivo bien pero a todos los que hacemos moda se nos ha complicado terriblemente. Este año he visto colecciones de amigos geniales, de veinte vestidos, cuando la cámara francesa de alta costura dice que una colección no tiene que tener menos de sesenta. Yo puedo hacer un desfile en mi maison para mis clientas o para prensa, pero no como hacía antes de toda esta década perdida, en el Hilton o el Sheraton con quince mil personas... La industria textil se fue al re carajo porque los costos se fueron al demonio y no entra nada. Y la tela que se fabrica en la Argentina no sirve ni siquiera para una tienda de barrio, con perdón de la tienda de barrio… Cuando me vine a Buenos Aires, usaba telas argentinas divinas. Con el menemato se fue todo al carajo, esos diez años también fueron una década perdida.
Noticias: Cristina Kirchner fue la testigo de su boda, representada en la ceremonia por Alicia Kirchner. Ahora habla de “la década perdida”, ¿qué pasó?
Piazza: Si, en esa época (septiembre del 2010) me gustaba, hasta que me di cuenta de que todo era mentira. Creo que desde que murió (Néstor) Kirchner el país se dio vuelta. La última conversación que tuve con Cristina fue cuando salió la Ley Piazza, un año después. Un día me llamaron para dar un discurso en un acto de La Cámpora. Dije: “No soy político porque no sé y porque no me interesa. Lo mío es arte y filantropía pura de verdad. Yo no te doy esto para que me des algo”.
por Valeria García Testa
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