El expediente que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman ya tiene 45 cuerpos, el equivalente a un libro de 9.000 páginas. A un año del trágico hecho, allí se puede reconstruir cómo fueron los últimos días del fiscal: a quién vio, quién lo visitó y hasta dónde y qué comió. Pero lo más difícil aún no se definió: lo mataron o se suicidó. Para los representantes de las hijas de Nisman, los abogados Federico Casal, Manuel Romero Victoria y Pablo Vigliero, como para Pablo Lanusse, el representante de la madre del fiscal, el homicidio está acreditado en el expediente e incluso relacionan su muerte con la denuncia que tres días antes había hecho Nisman contra la ex presidenta Cristina Fernández y su canciller Héctor Timerman.
Durante casi todo el año pasado quien llevó adelante la investigación fue la fiscal Viviana Fein, quien en uno de sus últimos escritos del 2015 afirmó que “no se ha acreditado, ni siquiera por una prueba directa, irrefutable y con la certeza exigible, al menos hasta ahora, que el deceso del fiscal federal Natalio Nisman fue el resultado de un obrar homicida”. Estas palabras preocuparon a la jueza de la causa, Fabiana Palmaghini, quien decidió apartarla de la instrucción y asumir como la investigadora. El cambio de aire político ayudó también.
Desde que asumió Palmaghini, volvió a declarar Soledad Castro, la asistente de Nisman y una de las últimas personas que lo vio vivo; declararon los periodistas Nicolás Wiñazki de Clarín y Hernán Capiello de La Nación; se pidió a Canal 13 el informe del perito norteamericano Cyril Wetch que afirmó en el programa “Periodismo Para Todos” que en el caso Nisman “es mucho más probable que haya sido un homicidio que un suicidio”. Y lo más importante: también se pidió que vuelva a declarar Antonio “Jaime” Stiuso, el antiguo hombre fuerte de la ex SIDE y amigo de Nisman, quien ya tiene fecha de citación para fines de febrero. Otro espía que será interrogado es el ex agente de la disuelta Policía Aeronáutica (hoy llamada Policía de Seguridad Aeroportuaria) Carlos “Moro” Rodríguez. A través de contactos informales, ambos ex agentes transmitieron que venían “con ganas de hablar”. Sólo queda ver si lo que tengan para decir ayuda a entender qué pasó.
Regreso. Antes de volver, Stiuso se comunicó con las cinco o seis personas con las que habló durante este año. Con cada uno habló de temas distintos y ni siquiera les anticipó a todos sus intenciones de volver al país. Las llamadas fueron vía Skype desde la oficina de su abogado Santiago “Gallego” Blanco Bermúdez, quien se presentó en el juzgado de Palmaghini para avisar que su cliente tiene previsto regresar a la Argentina a fines de febrero porque “se encuentra realizando desde los primeros días de diciembre los trámites relacionados con su situación migratoria” en Estados Unidos y “gestionando una vacante escolar” en Buenos Aires para su hija menor de edad.
Quienes hablaron con él notaron que sigue al tanto de lo que pasa en la ex SIDE. “Está muy molesto por la forma en que desmantelaron el área de terrorismo, la especialidad de él”, afirmaron a NOTICIAS. Lo notaron ansioso y con muchas ganas de volver. No se habló de qué hará en el futuro, pero anticipan que quiere ayudar a reconstruir la AFI. El cambio de gobierno entusiasmó a Stiuso y hasta tiene previsto presentarse en todas las causas que lo tienen como denunciado, impulsadas por el kirchnerismo, que quería presentarlo como el responsable de la muerte de su aliado Nisman. Volverá tras un año de haber dejado el país con su familia completa, yernos incluidos. El clima de tensión aflojó y entiende que ya no lo perseguirán como antes, excepto el periodismo. La frase revanchista destinada a Cristina Kirchner que le escucharon decir es: “Con la señora el asunto para nada está terminado”.
Futuro. Sandra Arroyo Salgado decidió estar fuera del país para el aniversario de la muerte de su ex pareja y padre de sus hijas. Se fue a Amsterdam, Holanda, desde donde sigue las novedades del caso y piensa en su futuro, lo que más le preocupa. Quienes la conocen afirman que “saber la verdad de lo que pasó con Nisman hoy ya no está en el podio de sus prioridades”, y eso que siempre abogó con fuerza por la hipótesis del asesinato. Según pudo reconstruir NOTICIAS, la jueza federal de San Isidro tiene otros problemas que la inquietan. Uno de los más importantes es su seguridad personal y la de sus hijas, y su futuro como jueza. Y por sobre todo, teme la revisión de sus actos como magistrada. Quienes más la conocen afirman que tiene un profundo interés de desembarcar en la política. Hay quienes interpretan que su presencia en el palco macrista durante el debate presidencial fue la primera señal. La segunda tuvo que ver con los dos fallos que firmó el 30 de diciembre, un día antes de que comenzara la feria judicial.
El primero fue el sobreseimiento de la dueña del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble, en la causa que la investigaba por una posible apropiación de sus hijos adoptados, Marcela y Felipe Noble. Unos meses antes de fallar, Arroyo Salgado se cruzó en un bar con Felipe y su esposa Vanesa Defranceschi, a quienes les pidió disculpas por lo que había pasado y les anticipó: “Pronto va a haber novedades”. Esas palabras cobraron sentido el último día del año.
El otro movimiento de la jueza que llamó la atención fue el sobreseimiento de los involucrados en la causa de espionaje ilegal que involucraba al ex jefe de la SIDE menemista, Juan Bautista “Tata” Yofre y al supuesto hacker Iván Velázquez. El escrito de la jueza sorprendió porque aceptó el pedido de la defensa de Yofre para que se declaren nulas tres declaraciones, las cuales eran muy importantes, porque habían dado inicio a la causa. Al fiscal Fernando Domínguez le sorprendió el fallo porque Arroyo Salgado se había basado en esas testimoniales para procesar a los imputados y la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín había confirmado el fallo. Con estas decisiones, ¿Arroyo Salgado prepara un terreno mediático amigable en caso de lanzarse a la política? Todavía no está dicha la última palabra. Pero, como también sucede con su viejo aliado Stiuso, los nuevos aires del poskirchnerismo modificaron su situación.
En baja. Cuando la fiscal Fein perdió el liderazgo de la investigación, se desató una suerte de guerra fría con la jueza Palmaghini, quien se dispuso a revisar todo lo actuado, dicho y escrito por Fein. Una de las primeras medidas fue enviar un oficio a la radio Vorterix para pedirles que “hagan entrega de copia del audio de la entrevista realizada a la fiscal el 26 de febrero del 2015, donde sostiene que no puede asegurar que no se haya alterado la escena del crimen desde que el cadáver de la víctima fuera hallado hasta su arribo a la 1.20 del 19 de enero”.
El momento de mayor tensión llegó el día que declaró Walter Corbo, jefe de la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal, y quienes habían realizado el entrecruzamiento telefónico. En un momento de la declaración, Corbo destacó que hace tiempo colabora en investigaciones que dirige Fein y la fiscal aprovechó para sacar pecho y le pidió que cuente en qué otras investigaciones habían hecho entrecruzamiento y había tenido éxito. Antes de que Corbo se lanzara a enumerar las causas, una de las abogadas de la querella se opuso y aclaró que el objeto de la declaración del comisario era sobre esta causa y no para evaluar la efectividad de la Fiscalía 45. Sin dudarlo, Palmaghini no hizo lugar a la pregunta de Fein. Para rematar el destrato, el martes 12 de enero la jueza desplazó a los mimados de Fein en materia de entrecruzamiento de llamadas y luego de varias consultas pidió colaboración a la Gendarmería Nacional.
Otra medida que dará tela para cortar es la citación a declaración indagatoria de Armando Niz y Luis Miño, los dos custodios que estaban en servicio cuando encontraron muerto a Nisman. En el escrito que les enviaron les hacen saber que podrán designar un abogado de confianza o que, en caso contrario, se les designará un defensor oficial. El primero declarará el 12 de febrero y el segundo el 19. En ese mismo escrito, Palmaghini aprovecha para tirarles de la oreja a los abogados de la querella de las hijas de Nisman para que cumplan con una serie de pedidos pendientes. El martes también volvió a reclamarle a la Agencia Federal de Inteligencia que cumpla con algunos requerimientos hechos por ella y que no habían sido respondidos. El jueves 14 por la tarde el presidente Mauricio Macri aceptó relevar del secreto a los agentes de Inteligencia que hayan accedido a información clasificada sobre la muerte de Nisman.
Espiada. Del cuerpo 44 del expediente Nisman surge un dato inquietante: la hija mayor del fiscal también fue espiada. Para entender esto hay que volver en el tiempo y remontarse al seguimiento que le hicieron a Nisman cuando regresó de Europa el 12 de enero del 2015 para denunciar a la entonces presidenta. Un empleado de la Aduana lo siguió con las cámaras de seguridad por todo el aeropuerto de Ezeiza y esas imágenes se filtraron y transmitieron en el canal C5N. Por ese episodio se inició una causa judicial en el Juzgado Federal Nº1 de Lomas de Zamora con jurisdicción sobre el aeropuerto de Ezeiza. En agosto se procesó a este empleado llamado Gonzalo Tzareff a quien, cuando fue detenido, se le secuestraron cuatro celulares. Entre las imágenes que contenía uno de esos teléfonos, había tres llamativas: cuando Iara Nisman regresó al país, el 16 de enero, declaró que se había comprado un celular en el extranjero. Tzareff le había sacado tres fotos al formulario “Declaración de Aduanas” de la hija de Nisman. Al notar esto, Palmaghini requirió a todas las fuerzas de seguridad, a las fuerzas armadas y la Agencia Federal de Inteligencia para que informen si Tzareff era un agente de ellos.
El destino del expediente Nisman parecería ser el fuero federal, donde la experiencia en causas complejas demostró que la verdad no es un activo de esos pasillos, en los que los tiempos políticos tienen más peso que la necesidad de Justicia.
La causa AMIA fue el trabajo más importante que tuvo Nisman y el que desembocó en su muerte. A casi 22 años del atentado a la mutual judía, el Poder Judicial todavía no dio una respuesta a las víctimas. Hoy, a un año de la muerte de Nisman, su madre y sus hijas también parecen estar lejos de saber qué pasó.
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por Rodis Recalt
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