Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio K tan odiado como amado, entra a la redacción de NOTICIAS como un torbellino y haciéndose notar.
Pantalones blancos, zapatos cancheros, camisa justa que muestra que lleva bien los 60 años que tiene: el ex funcionario se mueve con soltura en los pasillos del edificio. Charla, toma mates, pregunta (“¿siguen teniendo la gigantografía mía? Era extraordinaria”), elogia (“quiero hablar con los que hacían las tapas de la revista, eran fabulosas”), conoce.
Es un shock: quien fuera años atrás alguien inaccesible y hasta hostil con la prensa, se presta hoy a picardías. Hasta que se enciende la cámara y comienza a hablar.
Comentarios