En su primer día en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas tuvo una reunión de tres horas con Oscar Parrilli, el último jefe de los espías del kirchnerismo. Aquel encuentro fue amable y también participaron Juan Martín Mena, el ex subdirector de la AFI, y su sucesora, Silvia Majdalani. Sólo estuvieron ellos cuatro en la oficina del “Señor 5”, como lo llaman al director general de la Agencia. Parrilli llevó una carpeta con información sobre el organismo, se la entregó en mano a Arribas y fue lo más parecido a una transición. Pero había que firmar un documento para dejar asentado ese acto. Arribas, escribano de profesión, pidió que se hiciese una salvedad: “Yo firmo el documento, pero necesito que se deje por escrito que presto conformidad para recibir esta carpeta, pero no sobre su contenido”. El motivo principal era que la carpeta era muy grande como para revisarla en ese momento y corroborar todos los datos. Detalles que a un escribano no se le escapan.
Amigos
Gustavo Arribas y Mauricio Macri se conocieron a principios de la década del '80, cuando el hoy Presidente y su grupo de amigos del colegio Cardenal Newman organizaron una gira de ex alumnos por Estados Unidos para jugar al fútbol. Pablo Clusellas, hoy secretario de Legal y Técnica, conocía a un petiso, bastante morocho, que era su compañero en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y que jugaba bastante bien. Ese hombre bajo y de tez morena era “El Negro” Arribas.
En esa gira deportiva de jugadores de fútbol amateur, Macri trabó una buena relación con Arribas que mantuvo a lo largo de los años. “El Negro” se recibió y desarrolló su carrera profesional como escribano hasta que a fines de 1995, Macri llegó a la presidencia del club Boca Juniors y lo convocó para revisar y elaborar los contratos en las transferencias de jugadores. Cansado de ver pasar cómo los demás hacían los grandes negocios y él sólo corregía detalles, comenzó a participar de las transferencias y pasó a ser representante de jugadores de fútbol.
“Futebol”
Hace más de 9 años, Arribas se había radicado en Brasil para expandir sus negocios. Desde allí la posibilidad de vender y comprar jugadores argentinos y brasileños desde y hacia Europa eran ilimitadas. Fue así como su fortuna despegó y hoy, con propiedades y sociedades en Brasil y la Argentina y una abultada cuenta en el banco, es uno de los miembros más ricos del Gabinete. Por ejemplo, la última Navidad la pasó con su familia en Chapelco, donde tiene una casa.
En la Argentina estuvo asociado con el empresario Fernando Hidalgo, investigado por la AFIP y la Justicia federal por irregularidades en la compraventa de jugadores de fútbol. Juntos formaron HAZ Sports Agency para intermediar en las transferencia de jugadores. En el entorno de Arribas afirman que esa sociedad ya no funciona desde hace cuatro años y que tampoco es cierta la historia detrás de la sigla que eligieron. Para el mundo deportivo, la sigla HAZ significa Hidalgo, Arribas y Zahavi. Este último es un poderoso representante de jugadores de fútbol israelí que incluso ha intermediado en la compra de clubes de fútbol. Los amigos del nuevo “Señor 5” afirman que Arribas e Hidalgo crearon HAZ con la idea de incluir a Zahavi, pero al final el israelí no se sumó al proyecto. Como el nombre ya estaba registrado, siguieron adelante con el proyecto.
Entre las transacciones más importantes de Arribas están las de Carlos Tévez y Javier Mascherano en el 2005 al Corinthians de Brasil y la de Martín Palermo de Estudiantes a Boca, en 1997. En las últimas semanas, su nombre sonó fuerte cuando se estaba por concretar otro pase del mundo Boca: la venta de Jonathan Calleri al Inter de Milán. En esa operación, Arribas asesoró en los papeles al misterioso club Maldonado de Uruguay –el elegido para el intento de triangulación que terminó alertando a los italianos y frustrando la transferencia–, pero allegados al escribano explican que se alejó de la operatoria unos días antes de asumir en su puesto en la AFI. Calleri finalmente desembarcó en el San Pablo de Brasil.
Ofrecimiento
Arribas vino a Buenos Aires para votar el 22 de noviembre. Esa mañana de las elecciones, luego de sufragar, fue a la quinta Los Abrojos, propiedad de la familia Macri, para jugar un partido de paddle. Las duplas fueron: el relacionista público Hernán Nisenbaum y Macri contra el actor Martín Seefeld y Arribas. El encuentro quedó inmortalizado en una foto que acompaña esta nota y es la primera imagen que se conoce del Presidente junto a su director de Inteligencia. Hasta ese día, Arribas ni siquiera estaba en el radar de los candidatos para hacerse cargo de la AFI. Tres días después, el 25 de noviembre, celebró su cumpleaños y para ese momento ya sospechaba que podría ser convocado para participar del Gobierno de su amigo. Él estimaba que le ofrecerían administrar el programa Fútbol Para Todos, por su trayectoria en el negocio del fútbol, pero cuando Macri lo llamó, quedó sorprendido por el ofrecimiento. Lo pensó, lo habló con su familia y aceptó. Nadie, ni siquiera él se esperaba tener que cargar con el desafío de reconstruir el sistema de Inteligencia, que el kirchnerismo desmanteló. Fue llamativa esta decisión de Macri, quien en casi todos los ministerios nombró a personas con amplia trayectoria en el sector que deberán comandar. En el caso de Arribas es todo lo contrario. Este representante de jugadores conocía de Inteligencia lo que leía por los diarios, pero tiene a favor algo que no tiene ningún espía del país: la confianza del Presidente.
Al ser uno de los organismos más sensibles del Estado y con la penetración kirchnerista que había sufrido, Macri no podía dejar al azar el manejo del espionaje. El otro desafío será reacomodar sus finanzas. De realizar transferencias de futbolistas con comisiones millonarias en dólares, pasará a ganar poco más de 70.000 pesos. Algo se le ocurrirá. A sus amigos ya les contó que aunque renunció al cargo ejecutivo de su empresa en Brasil, seguirá siendo accionista.
Entorno. Arribas no pudo ubicar a mucha gente en cargos clave, al menos en esta etapa. Nicolás Caputo, el empresario amigo de Macri, impulsó la designación de la subdirectora de Inteligencia, Silvia Majdalani, y Daniel Angelici, el presidente de Boca, ubicó a su amigo Sebastián Destéfano como director de Jurídicos y a Juan José Gallea como director de Finanzas, a quien conoce por Darío Richarte, ex subsecretario de Inteligencia de De la Rúa. Arribas en cambio se rodeó de gente de confianza en su círculo más inmediato. Como jefe de Gabinete de asesores está Mariano Herrera, un ex compañero de facultad, y entre sus asesores se destacan su ex esposa y madre de sus dos hijos mayores, Silvia Girón, especialista en Recursos Humanos, y el relacionista público Nisenbaum.
Uno de los desafíos de Arribas será reconstruir la relación con los servicios de Inteligencia extranjeros, la cual hoy está quebrada. Según pudo saber NOTICIAS, ya hubo reuniones con representantes de las agencias extranjeras, entre ellas la CIA y el Mossad. Los contactos se hicieron a nivel institucional, pero aún no está aceitado el vínculo como para iniciar el intercambio de información. Arribas entiende que estar en contacto con los servicios extranjeros es vital en temas como el narcotráfico, pero eso llevará años volver a fortalecerlo. Algunas reuniones fueron en su oficina, la cual aún no está en las condiciones que él quisiera. El color amarillo de los sillones percudidos por el hollín y las marcas en la pared de cuadros que no se movieron durante 12 años no lo tienen del todo contento. El café está bien, pero tampoco lo convence.
El otro desafío es volver a profesionalizar la planta permanente de agentes operativos y analistas. La purga del kirchnerismo dejó casi sin agentes de carrera a la AFI y formar un espía lleva muchos años. Por eso, gran parte de los recursos, en esta primera etapa, irá a la Escuela Nacional de Inteligencia. Otra porción del presupuesto será asignado a la compra de equipos. En la auditoría interna que están haciendo no sólo no encuentran los equipos, tampoco hay inventarios de lo que había. El presupuesto de la AFI para este año será de 1.449.954.000 pesos. Nada mal comparado con los 800.869.000 que hubo en el 2015. La comisión bicameral de Seguimiento de Actividades de Inteligencia tendrá mucho trabajo para controlar en qué se gasta ese dinero.
El robo de equipos e información es un tema cotidiano en la vida del nuevo “Señor 5”. Esta semana presentó una denuncia contra un agente de la gestión K que robó mails (ver recuadro).
Rutina. Arribas está en pareja con Linda Sumny, una abogada brasileña fanática del running, que aún no vino a vivir a la Argentina porque tenía que terminar de acomodar su vida en San Pablo para poder instalarse en Buenos Aires. La mayoría de los fines de semana, Arribas viaja a Brasil para visitar a su familia y este fin de semana de carnaval no será la excepción. Regresa el miércoles a la noche y el jueves a las 18 ya tiene una reunión agendada con Marcos Peña, el jefe de Gabinete.
Para poder reconstruir el sistema de Inteligencia, Arribas deberá enfrentar un desafío más inmediato y personal: la maldición del “Señor 5”. Desde 1983 a hoy todos los secretarios de Inteligencia que asumieron con un nuevo gobierno jamás llegaron al final del mandato. Le pasó a Roberto Pena con Alfonsín, a Juan Bautista “Tata” Yofre con Menem, a Carlos Becerra con De la Rúa y a Sergio Acevedo con Kirchner. Creencias de “La Casa”.
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por Rodis Recalt
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