Que los políticos elijan como pareja a una coequiper militante parece haber quedado en el pasado. Ahora las prefieren “it girls”, lo que en lenguaje fashionista significa que marcan tendencia por cómo lucen; o lo que es lo mismo, son la envidia femenina en su estado más primitivo.
La sorpresiva revelación que el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey le hizo hoy a Cadena 3, blanqueando su romance con la sexy actriz Isabel Macedo, es el último abono a la tendencia.
Con look más suelto, separado de su mujer por veinte años Ximena Saravia Toledo y alejado del kirchnerismo, Urtubey sorprendió al periodista que se tiró un lance de confirmar el romance con Macedo. “Tremenda pregunta! Sí, sí”, soltó el gobernador, quien aseguró que pronto va a llevarla a Salta.
Padre de cuatro hijos adolescentes, el peronista más asimilado al macrismo reinventa su imagen pública con una compañera a la altura de los tiempos: los políticos con mujeres crecidas al fuego lento de la militancia están out. Que para competirles sucesión ya no las quieren. Ahora la reputación del hombre político se mide por su capacidad de seducir a las multitarget: mujeres tan admiradas por hombres como por mujeres. Diosas del deseo, para ellos; y del estilo, según el credo femenino.
Urtubey ya había dado señales de estar investigando ese universo este verano, cuando se lo relacionó con otra mujer-modelo, Andrea Bursten, con quien se lo vió pasándolo bonito en alguna noche esteña. Pero Isabel es otra cosa: la bella más mala del imaginario autóctono, la reina del histeriqueo, la que Pampita arrastró de los pelos por Benjamín Vicuña (mucho antes del trailer y la palta) y tantas otras actrices odiaron en silencio por sus escenas hiperrealistas junto a novios y maridos, la que como nadie se parece a la amante del novio en apuros de Relatos Salvajes: un estadío superior del “it-girlismo”.
A no confundir que el arquetipo en alza nada tiene que ver con superféminas de gomería. Los que la saben ver ya pasan revista por las primeras filas del Fashion Week, donde las amigas de la primera dama, santa patrona de la tendencia, acomodan en cruz diagonal sus piernas infinitas y esas ropitas netas que solo a ellas les caen como del cielo.
*Editora Ejecutiva de Noticias.
por Alejandra Daiha*
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