Entre las causas que hoy complican a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se destaca la de las presuntas irregularidades en la empresa hotelera Los Sauces, a cargo del juez Claudio Bonadio, quien la imputó a ella y a su hijo Máximo. La sociedad es dueña del hotel del mismo nombre en El Calafate, entre otros emprendimientos, y se la investiga por supuesto lavado de dinero.
Una periodista de NOTICIAS se alojó en el hotel de la ex presidenta cuando el negocio estaba en pleno auge, en diciembre de 2008. Es un hotel de lujo en El Calafate, con 38 habitaciones repartidas en cinco casas, sobre un terreno de 2100 metros cuadrados. A solo 50 metros estaban Cristina y Néstor, en su casa lindante con el hotel. Pasar una noche en Los Sauces costaba entre 780 y 1500 dólares. El establecimiento empleaba 50 personas, entre ellas ocho jardineros, y contaba con custodia de Gendarmería. Los muebles se habían mudado en el avión presidencial convertido en flete. Y la Cancillería participaba activamente en la promoción del hotel en otras capitales del mundo.
El personal del hotel hablaba con respeto y temor de “la doctora”, Cristina, y los gritos de Kirchner hablando por celular se podían oír desde la casa lindera.
Los Sauces se levantó sobre un terreno fiscal de 2100 m2 que los Kirchner habían adquirido en el 2002 por 162.444 pesos, a razón de $ 77 el metro cuadrado. La construcción se financió con un préstamo de $ 8.329.596 que pidió el ex presidente, pero no se sabe quién le prestó semejante suma de dinero. El banquero Enrique Eskenazi, que financió varios proyectos inmobiliarios de Kirchner, niega habérselo prestado el dinero.
La Comarca, el restaurante de los Sauces, se especializa en cocina gourmet. ¿Qué se podía comer allí en 2008? Gazpacho de naranja y langostinos marinados en cítricos y jengibre; ñoquis de rúcula, quinoa y papa o merluza negra sobre crema de bisque. De postre: cheese cake de dulce de leche o sopa de frutas frescas para los más light. Además de la cocina a la carta para los huéspedes, todos los días se prepara un menú más sencillo (y menos gourmet, por supuesto) para los 32 empleados. Cristina no suele comer en La Comarca, prefiere hacerlo en el Hotel Los Álamos, también a pasos de su casa. Sin embargo, firmó la primera página del libro de visitas de La Comarca: “Estupenda comida. Felicitaciones”.
Si Los Sauces no fuera un hotel boutique, sería una galería de arte. La ex presidenta indicó uno por uno los lugares donde se colgaron las más de 200 obras que ella misma eligió en galerías de Buenos Aires. Cuadros en las habitaciones, en la sala de lectura, en el living y hasta arriba de una fotocopiadora en la recepción. En el comedor no hay cuadros: la ex presidenta cedió su colección de fotos antiguas en blanco y negro: hombres a caballo, carruajes y paisajes patagónicos.
El arte llegó incluso al menú del restaurante. El reconocido artista Rogelio Polesello le contó a NOTICIAS que diseñó las cuatro cartas a pedido de Ramiro Rodríguez Pardo, el chef que armó el menú, ex compañero del Gato Dumas en la televisión.
La galería de fotos que acompaña esta nota es la primera incursión de un medio periodístico en el glamoroso mundo de Los Sauces, la joya de CFK.
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