Friday 22 de November, 2024

CULTURA | 19-06-2016 00:04

Mi Borges favorito

A 30 años de su muerte, convocamos a importantes escritores para que confesaran cuál es su texto preferido del autor de "El Aleph". Mirá la galería.

Claudia Piñeiro. En esta ocasión elijo “El fin”. Digo en esta ocasión porque hay tantos escritos de Borges que me gustan que a lo mejor me preguntan en un tiempo y elijo otro. Y lo que me atrae de “El fin” son dos cosas. Por un lado, el punto de vista. El cuento está contado desde la mirada de Recabarren, el patrón de la pulpería, que desde su cuarto, tendido en su cama, ve como dos hombres se batirán a duelo.Por otro lado, la libertad de Borges de meterse con los clásicos, en este caso, el “Martín Fierro”, al punto de inventarle una muerte al protagonista. Y así confirmar que la literatura no es más que reescrituras de sí misma.

Martín Kohan. De los libros de Borges que prefiero, que son, como para muchos, “El Aleph” y “Ficciones”, destaco el cuento “Emma Zunz”. Que demuestra, a mi entender, hasta qué punto Borges era, no sólo un maestro de los artificios verbales y narrativos, como dio en reconocerse, sino también de la verdad del cuerpo y de las experiencias, cualidad que en general injustamente se le denegó.

Mempo Giardinelli. A conciencia de parecer injusto respecto de la impoluta prosa de Borges, yo prefiero su poesía. Y puesto a escoger un libro me inclino por "Los conjurados". Allí se sintetizan, como perfecta síntesis de su vida, toda su sabiduría, erudición y agudeza en poemas memorables como el que da nombre a ese libro.

Carlos Gamerro. “Ficciones” es el libro donde Borges, tomándole prestadas sus propias palabras, “sabe para siempre quién es” y descubre su destino: escribe cuentos de una forma radicalmente nueva, aun para la literatura mundial, y que no serán olvidados porque ya forman parte de la memoria humana, aun de la de aquellos que nunca los leyeron.

Federico Andahazi. El mejor cuento de Borges para mí es “El idioma analítico de John Wilkins”, incluido en “Otras inquisiciones”. Borges inaugura un modo de reflexionar sobre la literatura desde la literatura y a través de la literatura. Jamás sale de esa fortificación construida de palabras, ideas y paradojas. Borges es el autor literario por antonomasia, si cabe la tautología. Está en las antípodas de London o de Hemingway, cuya esencia es la historia, el argumento que se proyecta desde el libro hacia la realidad. Borges retiene al lector dentro de los anaqueles de su biblioteca.

Juan José Becerra. Como todo escritor populista, la agenda literaria de Borges incluía los temas de "todos". El cuento que más se ajusta a este propósito es “El Aleph”, que habla de la vastedad del universo y del don borgeano de reducirlo a un esquema. Por suerte no faltan condimentos sensibles como el rencor, el erotismo solitario y la cursilería, todo eso que Borges quería y no podía reprimir. La dedicatoria "A Estela Canto" en tipografía invisible al final del cuento es para guardarla en un Museo del Hombre Despechado.

Guillermo Martínez. “El Aleph” es un cuento en varios niveles donde se despliega buena parte de los procedimientos borgeanos: la erudición verdadera y la cita irónica, la parodia a la escritura poética de la época (que es también autoparodia de sus propios excesos juveniles), la creación verosímil de un objeto fantástico como instrumento óptico para detectar un hallazgo sórdido e imprevisto en lo real, la enumeración vertiginosa, la inserción del ejemplo propio en variaciones a lo largo de la literatura universal. Pero, sobre todo, es un cuento divertidísimo, con toda la malicia y las astucias que también tenía Borges, porque “algo de tahúr había en él”.

Jorge Fernández Díaz. Si “Ficciones” y “El Aleph” son sus clásicos indiscutibles, “El informe de Brodie” ocupa un lugar secundario; no pocos críticos lo encuentran menos relevante que aquellas obras escritas en su apogeo artístico. “El informe de Brodie” es la gran obra de su vejez. Siempre me resultó fascinante y conmovedor que Borges se haya sentido tentado a los cuentos directos, “aunque no me atrevo a decir que son sencillos”. Su inspiración es el joven Kipling, que con ese estilo escribió lacónicas obras maestras. Borges, en el otoño de su vida, también consiguió las suyas: “El evangelio según Marcos” es un relato que podría rivalizar con los mejores de Poe y de Maupassant. “La intrusa” es legendario, y “El encuentro”, un asombroso thriller metafísico narrado con la llaneza de un viejo criollo.

por Adriana Lorusso

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