El escenario es un mar de un azul increíble, vistas paradisíacas y pequeños pueblos encantadores salpicados en la orilla. En el medio, una fiesta permanente con los jóvenes más fabulosos de los que el Mediterráneo tenga memoria. Se trata de las “Yacht Week”, las vacaciones marítimas que son el último grito de la moda entre los “millennials” más exitosos del planeta. Un tour de siete días con amigos, por puertos de ensueño, en las mejores playas de Europa.
Si usted tiene más de 21 años y no más de 35, tarjetas de crédito sin límite de compra y mucho ánimo festivo, estas serán sus vacaciones ideales, una versión “upgrade” del viaje de egresados, un poco más maduro y mucho más glamoroso.
Sol, tragos y más
Hasta ahora, muchos creían que navegar por el Mediterráneo era sólo para gente mayor. La genialidad de las “Yacht Week” consistió en volver accesible la actividad para un público joven, con ganas de divertirse. La idea es simple. Por un básico promedio de 1500 dólares por persona (esto incluye solo la litera en un barco con tripulación, todo lo demás se paga aparte), uno puede elegir su ruta (hay 45 posibilidades en seis países distintos) y su bote online. Los veleros a seleccionar arrancan en 15 metros de eslora y albergan aproximadamente a 10 personas que deben cumplir con la estricta consigna de estar divididos según el género. Es decir: mitad mujeres y mitad varones.
Uno puede reunirse con un grupo de amigos y reservar juntos un barco para todos. En caso de no completar las plazas, Yacht Week dispone de un buscador online para seleccionar candidatos o candidatas. Una versión náutica de Tinder donde los chicos de todo el mundo publican avisos para atraer acompañantes. La edad promedio de los navegantes es de 27 años y en general, la mayoría son estudiantes o ejecutivos recién graduados de los Estados Unidos, Latinoamérica o Europa. Este buscador permite también sumarse, en solitario, a un grupo ya armado, si uno no tiene amigos para reservar barco propio.
Aunque el viaje, en principio, no parece tan caro, hay que sumarle varios gastos extras para tener una idea exacta de su valor. En el caso de Argentina, hay que agregar los pasajes aéreos y las noches de hotel hasta subir al barco. Además, hay que dar un anticipo de 2000 dólares como garantía. Tampoco están cubiertos los taxis marítimos para llegar y salir del yatch, ni las bebidas ni las comidas fuera del barco.
Playa, zambullidas y fiestas por la noche son el programa básico de una “yacht week”. Pero la marca registrada del servicio es la ronda de veleros en la que todos los viajeros forman una sola comunidad de diversión.
Entre amigos
Durante los tres meses de cada verano europeo, la Yacht Week opera en simultáneo en Italia y Grecia, pero fue en Croacia donde sus fundadores, los suecos William Wenkel y Erik Björklund, gestaron la idea, mientras tripulaban barcos para familias europeas durante sus vacaciones universitarias en el 2005. “Uno se la pasaba dentro de esos barcos magníficos recorriendo lugares increíbles, pero faltaban la diversión y los buenos amigos”, recuerda Wenkel.
Ambos socios fundadores convencieron a una compañía naviera de que les reservara diez barcos para salir a navegar con sus amigos el siguiente verano. Durante el invierno promocionaron el viaje en sus universidades y para la primavera, había un listado de 300 personas anotadas para acompañarlos. Cuando regresaron del primer periplo, postearon las fotos que habían tomado en Facebook. Recibieron miles de mensajes preguntando por ese viaje extraordinario. Al año siguiente duplicaron los barcos y, cuando en 2008 llegaron a los 100, sintieron que tenían un buen negocio entre manos.
Hoy, la compañía basada en Londres alquila 1.100 botes por temporada para sus 9.000 clientes, que les dejan una ganancia neta de un par de millones de dólares. Además, tienen otros negocios que suman a su cuenta bancaria: una academia para entrenar tripulación de donde seleccionan el personal para comandar sus embarcaciones (según dicen, “¡el mejor trabajo del mundo!”) y un ambicioso sitio: yachtandfriends.com, una web de alquiler de embarcaciones alrededor del mundo, que ofrece más de 2.000 barcos en 7 destinos.
Croacia.
El epicentro de esta movida son las playas del destino que desplazó a Francia, Grecia y España del centro de las vacaciones europeas. Ya en los años '60, reyes, estrellas de cine y magnates como Onassis, los príncipes de Mónaco, los Niarchos, los Radziwill, los Agnelli y hasta Truman Capote pasaban largas temporadas en las playas croatas. Medio siglo después, las cosas no han cambiado. Personajes difíciles de conformar como el millonario ruso Roman Abramovich, Bill Gates, Beyonce, Giorgio Armani, Steven Spielberg, Robert De Niro, Tom Cruise o el príncipe Harry, entre otros, adoran sus aguas de un color increíble, salpicadas con más de mil islas y bahías, que esconden cientos de hermosos lugares intactos, a los que se puede llegar sólo en barco, y que encierran pueblitos pintorescos cargados de historia. Además de sumar una hotelería y cocina de excepción, esta joya del Adriático tiene el activo que más valoran las celebrities: la privacidad. El paraíso vacacional con la ilusión del anonimato.
por Gabriela Picasso
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