Se acababa el año 2002 cuando el presidente Eduardo Duhalde convocó a Alfonso Prat-Gay, un máster en economía de la Universidad de Pennsylvania de, por entonces, sólo 37 años, para darle el manejo del Banco Central de la República Argentina en reemplazo del contador Aldo Pignanelli.
Prat-Gay no contaba con experiencia política, pero venía de una larga carrera en la banca privada internacional. Con 33 años llegó a ser director de estrategia de tipos de cambio de la banca J.P. Morgan en Londres, Reino Unido.
A sólo un mes de haber asumido en el cargo, el 10 de enero de 2003 Prat-Gay tuvo su primer encontronazo con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, cuando el titular del Central se enteró por el Boletín Oficial que las deudas de empresas extranjeras se redolarizaban. Ante las quejas de Prat-Gay, ese mismo día el gobierno dio de baja la iniciativa y Lavagna colocó a Prat-Gay en la mira.
Para el horror de Lavagna, Prat Gay se presentó en el Congreso en pleno debate por el presupuesto de aquel año para dar su punto de vista respecto de cuál debería ser la cotización del dólar, muy por debajo de la preferencia de Lavagna. Ganó Prat-Gay nuevamente, y el dólar quedó en 2.80 pesos, lejos de los 3.50 en los que se encontraba cuando asumió el cargo.
Prat-Gay y Lavagna también chocaron por la salida del Corralón, por la devolución de la banca privada al auxilio del Central, por las relaciones públicas de la política económica y, principalmente, por quién sobreviviría al otro. El mandato que Prat-Gay asumió en 2002 era para completar el período del contador Pignanelli que vencía en 2004. Tanto Lavagna como Prat-Gay sobrevivieron a la gestión Duhalde y tuvieron continuidad durante el mandato de Néstor Kirchner. La última pelea entre el titular del Central y el ministro de Economía pasó por la reestructuración de la deuda externa. Prat-Gay cuestionó que se ataran los bonos de deuda al PBI, porque consideraba que iba a complicarse con las estadísticas. Sin embargo, Prat-Gay perdió: no logró renovar su cargo y fue reemplazado por Martín Redrado.
La salida de Prat-Gay del Central en 2004 se dio luego de una reunión entre el economista y el entonces presidente Néstor Kirchner, en la cual Prat-Gay fue a negociar su continuidad. Duró poco. Kirchner levantó la reunión y mandó a llamar a Redrado. Según Prat-Gay, se alejó del Central por decisión propia. La noticia pasó desapercibida en la cotización del dólar de aquel día.
En 2008, Prat-Gay se suma a los equipos técnicos de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, y fue electo diputado en 2009 por el Acuerdo Cívico y Social. Desde allí, integró la comisión bicameral de finanzas que tuvo que decidir la salida de Martín Redrado, histórico adversario de Prat-Gay envuelto en un escándalo con Cristina Kirchner por su resistencia –y acuartelamiento– a dejar su cargo en el Central. Prat-Gay votó a favor de Redrado.
En 2013 Prat-Gay se aleja de la Coalición Cívica y se acerca a Libres del Sur, para sorpresa de todos. De este modo, uno de los "descubrimientos" de Domingo Cavallo, salió a hacer campaña con Victoria Donda por un lugar en el Senado. Perdió en las primarias frente a la lista de Fernando "Pino" Solanas.
En diciembre de 2015 Mauricio Macri lo designa ministro de Hacienda. Cerca del Presidente afirman que fue una sugerencia de Horacio Rodríguez Larreta para garantizar un gradualismo económico que no impactara tan negativamente en la imagen gubernamental. Prat-Gay logró la salida del cepo cambiario, el control de la inflación y la negociación de la deuda en default. Sin embargo, ninguno de esos méritos es 100% de su propia gestión. No son novedades los roces entre el ya extitular del Palacio de Hacienda y Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, respecto de la política monetaria. Y el principal negociador de la deuda en default fue Luis Caputo. Es principalmente con Sturzenegger con quien tuvo buena parte de sus roces: no toleró que el titular del Central quisiera manejar la política cambiaria. O sea, no toleró que hiciera lo mismo que a él le cuestionaron cuando ocupó el mismo cargo.
En los últimos meses, Prat-Gay decidió pelear por sus propios medios el proyecto oficial de la modificación del impuesto a las ganancias. Con Rogelio Frigerio –principal mediador político de la Casa Rosada– en la otra punta del planeta, Prat-Gay quiso imponer su proyecto "sin modificar una coma" ante un congreso en el que el macrismo es minoría. Tuvo que agradecer que el proyecto de Sergio Massa era peor, pero en Balcarce 50 quedó registrado que un nuevo error político del ministro de Hacienda le dejó la pelota a la oposición picando en el área.
Las reuniones para destrabar el conflicto mostraron fotos en las que Prat-Gay brilló por su ausencia. El final estaba cantado.
Nuevamente en diciembre, Prat-Gay deja su cargo. Nuevamente se aleja cuando quería hacer crecer su poder. Nuevamente pareciera cumplirse la máxima que le critican sus adversarios: es más técnico que político.
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