Melania, la esposa de Donald Trump, es la primera "first lady" de Estados Unidos nacida en un país comunista. La ex modelo, con sus 1,80 metros de estatura, sus pómulos pronunciados y su pelo castaño, es la tercera esposa del multimillonario.
Pero poco más saben los estadounidenses de su nueva primera dama, que ha permanecido deliberadamente escondida, como lo hizo durante la campaña electoral.
Uno de los motivos del escaso conocimiento que existe sobre esta mujer de 46 años de origen esloveno es que apenas se la pudo escuchar durante la campaña, y la única vez que salió a la palestra, fue un desastre: durante la convención republicana en julio, leyó un discurso que había sido copiado en parte de una intervención de Michelle Obama. Después de eso apenas se la relegó.
Se vio obligada a comentar los titulares sobre su marido cuando éste hizo declaraciones obscenas y sexistas sobre las mujeres en un video de 2005, cuando ellos ya estaban casados. Pero Melania nunca mostró en público si le había herido personalmente conocer esas declaraciones. Rara vez muestra sus emociones, es un maniquí.
Apenas ha dejado ver nada personal de ella misma, ni ha contado anécdotas de su marido para dejarlo mejor parado. Cuando se le preguntó cómo es vivir con un hombre como Donald Trump, ella contestó que "es muy inteligente y muy encantador". "Tenemos una tremenda energía entre nosotros", aseguró.
Y también dijo: "Ambos somos muy independientes... Yo le
diré si no estoy de acuerdo con él. A veces me escucha, a veces no". Sus declaraciones son correctas, pero nunca espontáneas o divertidas.
Educada y reservada son los atributos que han destacado sus antiguos compañeros de estudios en declaraciones a la CNN cuando hablaron sobre cómo Melania creció en la ciudad eslovena de Sevnica.
Nacida un 26 de abril de 1970 como Melanija Knavs, en lo que entonces era todavía la comunista Yugoslavia. Posteriormente se cambió el nombre a Melania Knauss.
Un fotógrafo la descubrió cuando tenía 16 años. Pero el resto de su carrera es casi un misterio. Ella manifestó que tenía un título universitario, pero la prensa descubrió que había interrumpido sus estudios (arquitectura y diseño) para poder viajar a Milán y París.
En 1996 llegó a Nueva York, donde comenzó a protagonizar portadas de revistas como "Harper's Bazar," "Vanity Fair," "GQ" y el anuario de ropa de baño de "Sports Illustrated".
Fue en una fiesta del mundo de la moda en 1998 cuando conoció en Nueva York a Donald Trump. En 2005 se casaron en Palm Beach, Florida. Los medios de entonces dijeron que su vestido de Dior costó 100.000 dólares. En 2006 nació su hijo Barron, en el mismo año que ella obtuvo la ciudadanía estadounidense.
Ella suele decir que desde entonces fue madre a tiempo completo, sin necesidad de una niñera. Compaginó esas labores con la publicidad de productos de belleza y joyas, que vendía en un canal de compras de televisión.
Al ser consultada sobre el papel en el que se ve en la Casa Blanca, dijo: "Defenderé a las mujeres y a los niños". Y agregó que también se involucrará en la batalla al acoso online.
"Nuestra cultura se ha convertido en demasiado malvada y violenta", indicó poco antes de la victoria electoral. Esa declaración fue la más sorprendente de la campaña, sobre todo porque su marido fue acusado de insultar a grupos étnicos.
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