En el Gobierno reconocen que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y la ex presidenta de Aerolíneas Isela Costantini se detestan. Incluso él mandó a averiguar en su momento si ella había contratado a Cinalli S+R, la aseguradora de su pareja, Fernando Cinalli, para las coberturas de los aviones de la línea aérea. No encontró nada de eso. Dietrich y Cinalli son vecinos en el country Martindale. Allí alquiló casa en el verano el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que un día se cruzó con Costantini en el club house. Se saludaron, pero bajo tensión.
En el mundillo aeronáutico comentan que Dietrich y Costantini también discutieron sobre si Aerolíneas debía hacer vuelos de código compartido con Avianca, pero en el Ministerio de Transporte lo niegan. En el entorno de Dietrich sí afirman que Costantini había sido demasiado generosa en la concesión de alzas salariales a los pilotos, quienes a su vez retrucan que fue un asesor del ministro el que cedió demasiado por desconocimiento de los entresijos del convenio colectivo.
Algunos del entorno de la ejecutiva que había trabajado toda su vida en GM antes de llegar a la función pública responden con un emoticón cuando se les pregunta si el presidente Mauricio Macri le propuso volver: ponen la carita con los ojos mirando para arriba. Del mismo modo contestan cuando se les interroga sobre si el dueño de Arcor, Luis Pagani, la tentó con ser su CEO. Se sabe que ha tenido algunas ofertas de compañías y fondos de inversión, pero también hay dudas del sector privado por su relación con Macri. Nadie quiere contratar a un ejecutivo que esté peleado con el jefe de Estado. A diferencia de Alfonso Prat-Gay y Carlos Melconian, que se fueron del Gobierno con elogios públicos a Macri, Costantini ha preferido callarse la boca. Ella en principio no prevé volver al ruedo político, en el que sí están metidos desde hace años Prat-Gay y Melconian, más allá de sus trabajos como asesores económicos privados.
Cuando el Presidente viajó a Chapelco para festejar sus 58 años, el 8 de febrero, estaba allí también descansando Costantini, de 45 años, con sus dos pequeñas hijas en casa de su pareja. Al día siguiente almorzaron juntos y se sacaron una foto. La imagen se publicó una semana después en el diario Perfil, justo cuando ardía el caso del Correo y comenzaba la polémica sobre Avianca porque la ANAC había recomendado aprobarle sin restricciones todas las rutas solicitadas, a diferencia de lo que sugería para las otras cuatro aerolíneas peticionantes. La foto ayudaba a Costantini a mostrarle al mundo corporativo que podía contratarla sin problemas. Y también beneficiaba a Macri para evidenciar que ella no sospechaba ninguna trama oscura sobre Avianca. Algunos del círculo de Costantini comentan que el jefe de Estado le ofreció ir de embajadora en Estados Unidos una vez que Martín Lousteau deje ese puesto para volver a la pelea electoral porteña. Otros susurran que recién por aquellos días ella comenzaba a comprender mejor qué había detrás de su despido.
Mientras tanto se dedica a sus hijas y recibe con emoción saludos en la calle de muchos ciudadanos de a pie que elogian su corta gestión en Aerolíneas. En poco tiempo, la imagen de la línea de bandera subió en las encuestas de imagen, según rankings especializados. También están los que la critican en el Gobierno y el mundillo del negocio aeronáutico: consideran que los únicos recortes de gastos que aplicó Costantini fueron gracias a la caída internacional del precio del combustible y a la baja de intereses de la deuda que fue posible por la salida del default. En los sindicatos, en cambio, aseguran que también les aplicó ajustes a sus intereses. Por el contrario, el ex presidente de Macair y actual vicepresidente de Avianca Argentina, Carlos Colunga, calificó de “pésima” la administración de Costantini y como prueba mencionó el apoyo gremial con el que ella había contado. Con sus “cartas de Isela”, ella se dirigía públicamente a los 12.000 empleados para conquistarlos. Quería evitar las protestas y paros como los que habían protagonizado contra el Estado español en 2001 y contra el grupo ibérico Marsans en 2008, antiguos dueños de la línea argentina. Su sucesor, Mario Dell’Acqua, ex directivo del grupo Techint, no ha aplicado más ajuste pero tampoco ha objetado el ingreso de Avianca, tal como sugería la división jurídica.
por Rodis Recalt, Alejandro Rebossio
Comentarios