Tras la detención del jefe de la Policía de la Ciudad, José Pedro Potocar, se reactivó la interna en la fuerza que dio sus primeros pasos cuando en septiembre del año pasado se anunciaba que parte de los efectivos de la Federal iban a ser pasados a la Ciudad.
En ese momento, se dieron una serie de delitos graves (secuestros, robos, policías fusilados) que se le adjudicaban a una parte de la fuerza federal que estaba disconforme con el cambio. Pero esto mermó cuando Potocar, ex titular de la Dirección General de Comisarías de la Federal, asumió como jefe de la nueva fuerza.
Si bien en el Gobierno porteño tenían dudas sobre la conducta de Potocar, tuvieron que ponerlo en el cargo por expreso pedido del alfil de Mauricio Macri, Daniel Angelici. Al asumir y ver los resultados, comenzaron a apoyarlo.
Pero hace unos días, el ministro de Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, se vio en una extraña situación. Un numeroso grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad se presentó ante él para pedir explicaciones sobre el pago de sueldos adeudados y la falta de chalecos antibala y de equipos de comunicación en algunas comisarías. Pero lo que más llamó la atención fue que esto sucedió horas después de que se detuviera a Potocar.
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