En noviembre del año pasado, Felipe Noble entró en un Starbucks de la localidad bonaerense de Martínez y se dio cuenta que en una mesa estaba la jueza Sandra Arroyo Salgado, esposa del fallecido fiscal Alberto Nisman. Lo que nunca imaginó era que la jueza que tenía a cargo la investigación sobre la supuesta apropiación ilegal de él y su hermana Marcela, terminaría pidiéndole disculpas por haber ordenado la extracción compulsiva de ADN de los hermanos.
En ese momento, Felipe se acercó a la jueza y le dio el pésame por la muerte de Nisman. Ella le agradeció el gesto y que, en febrero del 2015, le había dicho a NOTICIAS que el no tenía rencor contra ella porque entendía que estaba haciendo su trabajo. Además, se disculpó por haberlo forzado a hacer el examen.
“Hasta cuándo van a seguir con esto”, le preguntó entonces el heredero de Ernestina. “Pronto van a tener novedades”, le respondió la jueza. Y así fue. En enero de este año, Arroyo Salgado dictaminó el sobreseimiento de Ernestina Herrera de Noble y cerró la causa.
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