En una declaración de principios, Flavia Palmiero (50) proclama: “Es antiguo hacerse la de veinte. Yo elegí madurar, no envejecer. El tiempo me fue convirtiendo en lo que soy”. La actriz jura que no quiere volver las décadas atrás pero también reconoce que, meses antes de su cumpleaños número cincuenta, entró en crisis: “Hasta los 49, no me había preocupado en absoluto, no me daba cuenta.
Pero los 50 fueron muy movilizantes, como mujer y como artista, te sentís un poco acorralada. En Europa la gente no está pendiente de la edad, acá hay una desesperación por el DNI. La verdad es que después de que pasó el cumpleaños fue como: ´¿¡Tanto lío para esto?!´”. Araceli González comenzó sus 50 en medio de la entrega de los últimos premios Martín Fierro. “Organicé esta fiesta con canilla libre para festejar”, bromeó. Más reflexiva, en el programa de “Los puentes de Madison”, la obra que protagoniza en calle Corrientes, escribió: “Para pararme en este escenario, tuve que vivir 50 años”.
Aunque popularmente se hable de “menopausia”, ese es el nombre de una fecha, la de la última menstruación. “La menopausia suele darse entre los 45 y los 55 años. A su vez, el climaterio es el pasaje de la edad reproductiva a la no reproductiva, y va desde que comienzan las irregularidades en el ciclo hasta un año después de la última menstruación. Pero desde los 35 años, la mujer va perdiendo fertilidad”, explica Florencia Salort, ginecóloga y especialista en Neurociencias. “El reloj biológico da indicios mucho antes de los cincuenta de que hay que cuidarse con la alimentación, la actividad física y los hábitos. Debemos ser conscientes de las limitaciones y de las posibilidades, mirarnos con realidad y adaptarnos a los cambios”, asegura Mariana Arias (52), a quien el tema la llevó a publicar el libro “Una mujer en la mitad de la vida. Maduritud” (Editorial Planeta) hace tres años.
Entre el terreno fértil para la evolución y el impacto del cambio de década, cómo se transitan hoy los 50 años. Tratamientos, estrategias y fórmulas de belleza de las famosas y los especialistas que las tratan.
Peso específico
A Viviana Saccone (49) le faltan seis meses para los 50. “Ahora creo que estoy plantada en mis zapatos. A los veinte, compraba todos los estereotipos sociales y me ponía a dieta, me mataba en el gimnasio, seguía la moda. Hoy la belleza es la actitud, el estado de plenitud, que no pasa por si tengo dos kilos de más, no es que no intente bajarlos, pero ya no me obsesionan”, explica. La balanza suele ser una denunciante despiadada de la nueva etapa. Aparecen kilos extra que nunca estuvieron, que se empecinan en instalarse y se hace bastante más arduo el proceso de adelgazamiento.
La médica especialista en Nutrición Mónica Katz explica las razones: las alteraciones hormonales bajan el gasto calórico, o sea que el metabolismo se lentifica; el depósito de grasa se acumula más en abdomen, mamas, cintura; y disminuye la masa muscular. Mariana Arias casi se desmaya cuando hace un par de años se descubrió un rollito en la espalda a la altura de la cintura, otra de las marcas típicas de la edad. Mónica Milito, médica especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, afirma que no hay modo de evitarlo ni mucho más para combatirlo que el quirófano: “No hay nada que mejore la cintura posterior en la mujer si no es la liposucción”. Arias ya se amigó con la cuestión, dejó de fumar y no come harinas. “Esos kilitos de más son parte de esta etapa, uno no puede volver a tener el peso de hace una década. Hay que recibirlos con amor. Claro que una cosa es un par de kilos y otra descuidarte y subir diez”. Hace un tiempo que Viviana Saccone se hizo vegetariana pero, como no es partidaria de posturas extremas y le encanta el sushi, come sin problemas pescado cuando tiene ganas. “Disfrutar es parte de la belleza”, asume. Catherine Fulop (52) lo dice claro: “A mí me gustaría estar más delgada y tener la panza más chata pero lo concreto es que ya no tengo la misma fuerza de los treinta, es una cuestión biológica y hormonal. Estoy asesorada por una nutricionista y trato de cuidarme en la semana. Cada vez me cuesta más pero no me muero. Tenemos que aceptarlo, también”.
Cuestión de piel
Las de cincuenta están de moda y el teatro es una muestra de eso, con obras como “Menopausia show”, una comedia musical que se transformó en éxito mundial, o “Acaloradas”, basada en el libro "Mujeres de 50" de Hilda Levy y Daniela Di Segni. “Hace diez años, decíamos que la mujer estaba en su plenitud a los 35. Hoy los 50 son la plenitud en la femineidad, porque son mujeres plenas y bien plantadas”, afirma Milito.
Habiendo cursado “Actitud I, II, III, IV y V”, es un hecho que el ciclo vital hace lo suyo: bajan los estrógenos y la progesterona, y eso disminuye el colágeno, el ácido hialurónico y las fibras elásticas. El desbarajuste hormonal desencadena la flaccidez de cara y cuello, la pérdida de volumen a nivel facial y la aparición de arrugas más profundas. La expresión del rosto cambia, se lo ve cansado, triste o enojado. La dermatóloga Mariel Mac Guire Ram, de Be Cool Center, explica que el triángulo de la belleza, que en mujeres jóvenes tiene su base entre los pómulos y baja hacia el mentón, se invierte y la base pasa al mentón porque se caen los contornos del rostro. “Hay un momento en el que parece que tenés tres mentones”, bromea Fulop. Mac Guire Ram señala otra de las encrucijadas, lo que se conoce como “líneas de marioneta”: arrugas o surcos que se dibujan desde el final del surco nasogeniano hasta ambos lados de la barbilla.
Digamos que si la epidermis es una especie de funda de la piel, la dermis sería el acolchado. “Con el paso de los años, el movimiento gestual, el envejecimiento fisiológico natural, los factores externos y la genética, esa dermis se va atrofiando y se pierde 'acolchado'. Pero hoy contamos con una cantidad enorme de herramientas para formar nuevo colágeno y ácido hialurónico y reestablecer la dermis y epidermis. La idea es estar armónica, saludable y lucir una piel elástica y fresca. Siempre se puede mejorar”, asegura la dermatóloga Rosi Flom.
Como esta generación de mujeres no tuvo “conciencia solar”, el fotodaño es aún más significativo, lo que acelera el envejecimiento cutáneo y favorece la aparición de manchas. “Hay que aplicar protector solar en rostro, cuello, escote y dorso de manos, durante todo el año. También es fundamental dejar de fumar, porque el tabaco es un gran antioxidante y eso acelera el envejecimiento”, advierte Mac Guire Ram. Para las que nunca se cuidaron, se debe empezar por mejorar la calidad de la piel y sanarla –con una limpieza, microdermoabrasión, máscara para hidratar, mesoterapia, radiofrecuencia fraccionada. Recién después se puede pensar en contrarrestar el envejecimiento.
Vampirismo
Sacarse años de encima no es ya patrimonio del quirófano. “Estamos en la era de la medicina antiaging, con la que se trabaja desde adentro hacia afuera. El nuevo concepto es que la medicina estética está basada en la salud. Por eso, primero hacemos los estudios y análisis clínicos correspondientes y luego armamos sueros a medida, con aminoácidos, proteínas, vitaminas y hormonas. Se coloca por vía intravenosa un promedio de cuatro sueros por año y se hace un análisis completo cada seis meses para ajustar la fórmula y reponerle al organismo las sustancias que necesite”, explica Mónica Milito. El Plasma Rico en Plaquetas se hace extrayendo sangre de la persona y sometiendo esa muestra a una ultracentrifugación para separar el Plasma y los Factores de Crecimiento (FC) del resto de la sangre. Eso es lo que luego se recoloca mediante mesoterapia en el rostro, escote o cuero cabelludo –como también se puede utilizar en brazos, glúteos, piernas y abdomen- y actuará en contra del proceso de oxidación celular con recursos propios. Toda una metáfora de que la belleza y el bienestar están potencialmente en el interior de cada uno.
La doctora Adriana Szapinka considera que la mayor avanzada es la terapia de fibroblastos autólogos, un paso más allá del plasma rico en plaquetas, porque retrasa el proceso de envejecimiento de la piel, rellena y repara surcos nasogenianos y nasolabiales. Se toma una muestra de la piel de atrás de la oreja, se manda a cultivar a laboratorio y después se aplica en sesiones de mesoterapia. “Se hacen tres aplicaciones cada dos semanas y se repite a los dos años. Da un aspecto mejorado y rejuvenecedor de la piel”, asegura la directora de BioZone. Daniela Sánchez, Directora Médica de Bioesthetics, pone énfasis en que es fundamental que sea un profesional quien evalúe qué hacer, ponga prioridades e indique un tratamiento. “Yo busco un plan a largo plazo, que se puedan sostener y se establezca en función de los objetivos de la mujer: una cosa es querer verse la piel radiante y otra, parecer más joven. Hay que desterrar las obsesiones. Pensar en detener el paso del tiempo, genera expectativas que no son las reales”.
Catherine Fulop se hizo un estudio genético similar al que llevó adelante Angelina Jolie y, con esa información, le armaron un plan de nutrigenética. “Los alimentos pueden terminar activando los genes dormidos de distintas enfermedades. Por eso ahora tengo prohibidas determinadas cosas, como la zanahoria y el pomelo. Mi médico me da cápsulas hechas a medida que, en mi caso, tienen zinc, betacaroteno, arándanos y cúrcuma, entre otras sustancias naturales. Es un estudio costoso pero creo que quien no puede hacerlo tiene que comer de todo pero en poca cantidad”.
La manzana de la tentación
Si en la edad fértil la grasa de la mujer se acumula en caderas y muslos, lo que asemeja el cuerpo a la forma de una pera; en el climaterio, se aloja en el abdomen y la cintura, similar a lo que sucede siempre con el hombre, por lo que el cuerpo toma forma de manzana. Más allá de lo estético, implica un aumento del riesgo cardiovascular. “En esta etapa de la vida, es fundamental consultar periódicamente al cardiólogo”, sugiere Salort.
Para ayudar a que se active el metabolismo, la actividad física tiene que ser un hábito. Aldo Giménez, supervisor general del Ocampo Wellness Club, sugiere combinar ejercicios de musculación, flexibilidad y aeróbicos, con una rutina, tres o cuatro veces a la semana, de unos 40 o 50 minutos por vez. Al ver cambios del cuerpo, muchas mujeres se desesperan y quieren resultados rápidos y contundentes. Esas son las que optan por subirse a modas para las que no están preparadas y que no son las más recomendables para su estado físico y objetivos, un camino directo a las lesiones y a la frustración por no estar a la altura. “El crossfit o el running llevan al límite al cuerpo con sobrecargas o en la capacidad aeróbica. En cambio, nadar, por ejemplo, es una ejercitación aeróbica muy completa que tiene la ventaja de no romper colágeno porque no hay impacto”, explica Giménez. Tan importante como fortalecer los músculos o eliminar adiposidad es entrenarse en técnicas de relajación. “El estrés genera deseo de dulces y aumenta la grasa abdominal”, apunta Katz.
“Después de quince años de ver mujeres todos los días, puedo asegurar que nadie es feliz porque se ponga prótesis mamaria, adelgace diez kilos o se saque arrugas”, opina Salort. “Si pensás que la belleza tiene que ser lo mismo a los veinte que a los cincuenta, te amargás. A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que tiene que ver con el modo en el que enfrentás la vida y te reiventás –confiesa Fulop-. Por qué tenemos que ver la belleza como patrimonio de las jóvenes, si la belleza va más allá. Creo que es otro sometimiento de esta sociedad machista”. Para Mariana Arias, es tan básico como dejar de buscar la perfección, tenga uno la edad que tenga. “Lo importante es cuidarnos la cabeza y estar bien física y clínicamente”, propone. “No se puede frenar el paso del tiempo pero se puede mejorar, el límite lo maneja uno. Cuando ves en el espejo algo que no estaba o que se te cayó, hay que llevarlo con una sonrisa amorosa de aceptación”, dice Saccone. Flavia Palmiero asume que, como suele suceder ante los cambios, la nueva etapa genera cierto vértigo: “La gente cree que porque una sale en las revistas no tiene estos problemas, pero nos pasan las mismas cosas. Por eso estoy muy entusiasmada en mi blog en el que voy a aconsejarles a las mujeres desde mi experiencia”.
Según la Organización Mundial de la Salud, las argentinas tienen una expectativa de vida de 80 años. Por lo que, a los 50, queda más de un tercio por recorrer. Palmiero vuelve a levantar la bandera: “Lo que se aplaude es que seas una mina bien plantada y no hay vestido ni cirugía que te dé eso. La belleza tiene que ver con la forma en la que encarás la vida. Es importante aprender a ser uno mismo y eso se consigue con el tiempo”.
por Valeria García Testa
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