Nunca dio una entrevista y no se le conoce la voz. Antonela Roccuzzo se ajusta a la perfección al hermético perfil de Lionel Messi. Los pocos que la conocen la describen como una persona divertida y sencilla y, en el entorno del jugador, narran los inicios de este noviazgo como si se tratara de una idílica historia de amor de película para adolescentes. Sin embargo, la realidad nunca es tan rosa como se dice y ninguna relación, ni siquiera la del número uno del mundo, está exenta de conflictos. Los celos familiares, la fobia a la exposición mediática y una exagerada pretensión de normalidad marcaron a fuego a una de las mujeres más observadas del planeta.
Messi y Roccuzzo se van a casar en el City Center de Rosario con una megafiesta que convocará, al mismo tiempo, a familiares y amigos de toda la vida, con figuras internacionales de la talla de Shakira y Piqué. El evento es seguido de cerca por los medios internacionales y también por el gobierno de Santa Fe, que pretende garantizar la seguridad ante semejante despliegue.
Sin embargo, en el ámbito privado, este casamiento significa mucho más que una fiesta repleta de estrellas del fútbol y de la música. Es la consagración de una historia que no siempre fue fácil: la aceptación definitiva del ingreso de Antonela –que ahora será oficial– al mundo Messi. Su relación con la familia del jugador siempre fue tensa ya que, sobre todo, la madre Celia y el padre Jorge la miraron con desconfianza. Temían que Antonela fuera una botinera trepadora.
Resistida. Lionel conoció a Antonela en 1996. Ella tenía 8 años y era la prima de su mejor amigo, Lucas Scaglia. Durante la infancia pasaron mucho tiempo juntos y se dice que, por aquellos días, él ya se había enamorado de “La Negra” (como le dicen en su entorno) y que le escribía cartas de amor.
Antonela es la hija del medio de José y Patricia, dueños de la cadena de supermercados “Único”. En su casa siempre la alentaron a que practicara deportes, tanto que durante toda la infancia le dedicó seis horas por día a la gimnasia deportiva. En la adolescencia decidió dejar la actividad física y repartía su tiempo entre el colegio, su grupo de amigas (que conserva todavía hoy) y su primer novio, un rosarino con el que estuvo tres años.
Fue un episodio trágico el que los volvió a unir: cuando Antonela tenía 17 años, una de sus mejores amigas, Úrsula Notz, murió en un accidente de tránsito. Messi viajó de inmediato a su ciudad natal para acompañarla y, a partir de ese momento, la relación comenzó a crecer, ahora sí de manera más adulta.
Aunque en el entorno de Antonela siempre la apoyaron, la relación con Messi se mantuvo en silencio hasta el 2010, cuando Messi la reconoció públicamente en una entrevista periodística. Hablaban por teléfono, viajaban para verse y compartían vacaciones. Ella hizo varios intentos universitarios. Probó estudiar Odontología y Comunicación Social hasta que en 2009 decidió dejar Argentina para instalarse en la casa de su novio en Castelldefels.
La decisión, cuentan en su entorno, no fue fácil. No sólo abandonaba Rosario, donde estaban su familia y amigos, sino que se enfrentaba a la necesidad de tener que demostrarle al entorno de su pareja, que ella no era una típica botinera y que estaba realmente enamorada de Messi.
Es que los padres de Lionel, Jorge Messi y Celia María Cuccitini, tienen fama de celosos y sobreprotectores. Hacia el interior de su familia, “Leo” siempre fue visto como un chico vulnerable: primero por sus trastornos de crecimiento cuando era pequeño, que lo llevaron a someterse permanentemente a tratamientos hormonales. Después, cuando ya se había consagrado como jugador, los padres tuvieron miedo de que se le acercaran personas por su dinero o su interés.
De hecho, Jorge y Celia siguen encargándose de todo el negocio Messi: sus finanzas, su imagen y sus contratos. No es poco: sólo con el contrato que acaba de firmar con el Barcelona, Messi ganará 32 millones de euros durante el 2018. A eso hay que sumarle la publicidad. Se estima que el jugador ya tiene un patrimonio de entre 230 y 265 millones de euros. Con la premisa de tener bajo control todo lo que sucede, sus hermanos también se involucraron en el mundo Lionel: Matías vive en Rosario y administra el dinero de la familia en Argentina, Rodrigo se instaló en Barcelona y se convirtió en la mano derecha de su padre y María Sol está a cargo de las redes sociales del 10 de la Selección.
En todo este negocio, Antonela (a diferencia de las mujeres de otros futbolistas) jamás tuvo ningún tipo de participación. En su entorno, están divididos. Mientras que para algunos a ella jamás le interesó, para otros ni siquiera se animó a profundizar la guerra fría que la distanció de la familia de su novio durante tantos años.
Roccuzzo decidió recorrer el camino de “ser la esposa de” y, según cuentan allegados, la influencia que ejerce sobre Messi tiene más que ver con lo emocional que con lo material. Para él, ella es un pilar fundamental en su vida. Y, aunque tiene fama de jamás haberse rebelado contra nada y de tener un temperamento por demás tranquilo, la defensa que hizo de su relación con Antonela fue lo único en lo que logró plantarse frente a su familia.
A pesar de rechazar los escándalos, cuando de Antonela se trata, “Leo” se pone firme. Tanto que en 2011, salió a desmentir públicamente a su propio abuelo, Antonio Cuccitini. El hombre había dicho en una radio rosarina que el futbolista se había separado: “Es mejor, es muy joven”, había declarado. Al otro día, Messi dio sorpresivas entrevistas insistiendo lo enamorado que estaba de su novia. Lionel, quien nunca levanta la voz en público, la alzaba para defenderla.
Ex chica de barrio. Sólo los años ayudaron a Antonela a tolerarla en el universo Messi. Los nacimientos de los hijos de la pareja (Thiago, de cinco años y Mateo, de uno) fueron dos momentos fundamentales para que sus suegros comenzaran a mirarla con otros ojos. Además, valoran que nunca en todos estos años se haya visto cegada o tentada por la fama o los escándalos. Hoy, los Messi niegan que exista algún conflicto. De hecho, en los días previos al casamiento, las familias completas de él y de ella compartieron un almuerzo. También se publicó en los portales de chimentos que los Messi y los Rocuzzo no lograban ponerse de acuerdo en los detalles de la boda y existe un mito sobre una macumba que habrían intentado hacer los padres del jugador para alejar a la joven. “Tantas cosas se inventan sobre nosotros”, dicen en su entorno entre risas. La defensa de la nuera, sin embargo, es tímida. Y hay distancia.
A medida que fue pasando el tiempo, Antonela se fue alejando del típico lugar de esposa y madre. En las últimas semanas, inauguró el primer local de zapatos de Ricky Sarkany en Barcelona junto a su amiga y socia Sofía Balbi, la pareja de Luis Suárez. “Era un sueño para ella pero Lionel la alentó mucho para que se largara a hacer algo sola. Ella tenía muchas ganas de emprender algo y ser más que la mujer de”, cuenta alguien que la conoce.
Según sus allegados, ahora se encuentra más segura. Ya no tiene tanto miedo de ser fotografiada por la prensa y en su cuenta de Instagram muestra su vida. Atrás parece haber quedado aquella adolescente insegura y preocupada por el qué dirán.
“La Negra” Roccuzzo está a un paso de convertirse en la esposa de Lionel Messi. A pesar de su esfuerzo por no ser la típica botinera y de evitar los escándalos; de sus viajes permanentes hacia su ciudad natal para mantener el contacto con sus amigas de la adolescencia y de sus ganas de mostrarse en las redes como una chica común, la realidad es muy diferente. Una mansión en Castelldefels no es una casa de barrio en Rosario y el mar Mediterráneo no es el Río Paraná.
por Marcos Teijeiro y Giselle Leclercq
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