Que el argentino más importante de la historia no haya vuelto a su país desde hace casi cinco años es un tema desconcertante para muchos. Ciudadanos, intelectuales y políticos de ambos lados de la grieta, sacan cuentas y se hacen preguntas para entender por qué Francisco no regresó aún al lugar que lo vio nacer y crecer. La danza de personas que, luego de ser recibidas en el Vaticano, aseguran que “en cualquier momento vuelve”, es interminable. ¿El Papa se olvidó de su patria?
Joaquín Morales Solá, en La Nación, publicó hoy un completo artículo donde asegura que, en caso de aparecer un “clima de pacificación política y social en el país”, el Santo Padre asomaría su sotana blanca por su tierra natal en el 2018. Además, el periodista se hace eco de una exclusiva que publicó NOTICIAS en febrero: el alejamiento entre Bergoglio y su viejo amigo, Gustavo Vera. El religioso se habría hastiado del continuo uso político que el titular de La Alameda hace de su imagen.
Según averiguó este medio, es probable que el Papa retorne a su patria. Sin embargo, su círculo de amigos y allegados se divide entre quienes creen que lo hará luego de renunciar –Francisco ya anticipó en varias ocasiones que no piensa morir en el cargo-, y entre los que sostienen que vendrá siendo todavía el sucesor de San Pedro. A pesar de eso, todos coinciden en que todavía no volvió por las siguientes cinco razones:
1) Su agrietada relación con el episcopado local. Francisco perdió la confianza en las máximas autoridades religiosas del país, y en especial en quien designó como su reemplazante en el Arzobispado de Buenos Aires, Mario Poli. Para el hincha de San Lorenzo, los obispos del país se perdieron en discusiones inútiles e intereses propios, y está especialmente resentido por la falta de apoyo que sintió cuando su relación con el Gobierno estaba en el peor momento y recibía críticas de todos lados. Pero eso está por cambiar: en noviembre hay elecciones en el Episcopado, y por su reglamento interno ninguna de las máximas autoridades –que ya llevan dos ciclos al frente- puede repetir otro mandato. Además, en el 2018 se jubilarán, por edad, tres pesos pesados entre las sotanas argentinas: el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, el polémico arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, y el arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo.
2) Francisco, hábil político, no quiere contribuir con su presencia a agigantar aún más la grieta que divide a la sociedad. De la misma manera en que evitó darle ese espaldarazo al gobierno de Cristina Kirchner, tampoco se prestará a la foto que podría hacerle sumar a Macri muchos puntos. Cansado del uso de su imagen –razón por la cual se enfadó con Vera-, no desea que nadie más se cuelgue de su sotana para sumar votos o medir mejor en las encuestas.
3) Otra de las razones por las cuales todavía no volvió es bastante terrenal: con giras programadas para América, y un probable viaje por Asia, Francisco no puede andar de mochilero por el mundo. Con 80 años en su espalda, y con su eterno problema de tener los pies planos, su faceta de peregrino tiene que estar acotada. “El mundo es más grande que Argentina”, dijo en el video que publicó a finales el 2016, cuando reveló que no vendría a su país en este año.
4) No es un problema de piel, pero se le parece. Una de las causas que todavía lo alejan de Argentina es la diferencia ideológica que tiene con Macri y a su gobierno. Lejos está el oficialismo, según Francisco, de representar la “cultura del encuentro” y el cuidado del trabajo del cual el religioso siempre habla y pregona. Aunque tiene un profundo respeto por la investidura presidencial –como antes le pedía a los que lo visitaban que “cuiden a Cristina”, ahora hace lo mismo para con Macri-, la distancia entre los pensamientos de los argentinos más importantes es una fuente de distancia.
5) El último punto es debatido, pero los que piensan que Bergoglio no va a regresar siendo Papa lo sostienen. Según ellos, un motivo por el cual no volvió todavía es el dolor que le provocaría retornar a su país para irse de nuevo. Esto, para varios de sus íntimos, sería intolerable para el Santo Padre. “Su lugar en el mundo es Buenos Aires, dejarlo le dolió muchísimo”, aseguran sus amigos. Aunque esta explicación podría parecer algo demagógica, hay una realidad que es innegable: al único país al que le dedicó un video entero para explicar porque no lo visita es el mismo en donde creció. “Sigo siendo argentino”, asegura en ese mensaje.
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