¿En qué se diferencia la labor periodística de un varón y de una mujer? ¿Cuál es la lógica de separarnos en categorías distintas si no hay riesgo de caer en la competencia desleal que implicaría entre boxeadores cruzar a un peso pluma con un peso pesado? ¿La calidad de un entrevistador o la agudeza para desmenuzar la información tiene género?
Aunque con el correr de los años, APTRA (la Asociación de Periodistas de la TV y la radio argentinas) fue aggiornando sus planteos de premiación, la entrega de los Martín Fierro de radio vuelve a exponer esta asignatura pendiente, que se replica en otras categorías como mejor conducción y locución.
Por tomar el caso testigo del premio al desempeño periodístico, aparecen en competencia, por un lado, María Laura Santillán, Cristina Pérez y Romina Manguel; y por el otro, Ernesto Tenembaum, Darío Villarruel, Jonatan Viale y Marcelo Longobardi (porque en materia masculina parece que el tríptico queda corto pero para las mujeres es suficiente).
La vieja noción de “mirada femenina” (¿frivolidad, detallismo, trivialidad o ligereza?) tan requerida a las mujeres que trajinamos la profesión desde hace un par de décadas, va luciendo rancia, como la porfiada persistencia en los medios de secciones denominadas “Mujer”, un gheto aglutinante de contenidos de cocina, salud, horóscopo y decoración, que parece negar a hombres cocineros y mujeres escépticas.
Concedámosle a los colegas premiadores el argumento de la inercia –nuestro premio gauchito copió el efecto binario de los mismísimos Oscar-. O en todo caso, la necesidad de multiplicar estatuillas en un evento que es también show. Pero harían bien los colegas de APTRA en intentar para el año próximo salvar con creatividad el anacronismo.
por Alejandra Daiha*
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