El 12 de diciembre, el secretario de Eduardo Duhalde, Omar Gadea, se reunió en el Congreso con un hombre de extrema confianza de Cristina Kirchner. “La doctora quiere hablar con tu jefe”, le dijo. Y agregó, dándole todas las facilidades posibles: “Que Duhalde ponga lugar, fecha y hora”.
Apenas el mensaje llegó a oídos del ex presidente, contestó que sí: “Yo sólo defino el lugar”, le respondió.
Envalentonada, fue la propia Cristina la que se animó a avanzar. Ya no eran necesarios los intermediarios. Llamó a Duhalde luego de que fuera operado de la espalda, producto de un golpe que se dio en Madrid. Según reveló Perfil, el secretario privado del ex presidente le cortó después de que ella le dijera quién hablaba. “Era una joda –le transmitió el secretario a su jefe–, una mujer que se hacía pasar por Cristina”. Pero la ex presidente insistió y logró contactarlo.
“Hubo varios llamados telefónicos, pero ninguna reunión agendada”, le bajan la espuma desde el entorno de CFK. En cambio cerca de Duhalde confirman que más pronto que tarde se verán las caras, cuando la ex presidenta lo decida. Y el lugar elegido sería la casa de Hugo Moyano, el sindicalista que tiene buena relación con ambos y que sería el testigo del encuentro.
Lo oficializó Hilda “Chiche” Duhalde en una entrevista: “Cristina y Eduardo deberían juntarse”, dijo jugando a la inocencia y a sabiendas de las redes que se tejen por debajo.
A pesar de la negativa de Roberto Lavagna de sumar al kirchnerismo al espacio alternativo, Duhalde cree que hay que ir por un gran frente opositor al gobierno de Mauricio Macri. Y trabaja para eso: ya se reunió con dirigentes del peronismo, el radicalismo y el socialismo. Incluso charló con Carlos Menem y planea llamar a Fernando de la Rúa. Va por todos.
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