Los admiradores de Julio Cortázar, uno de los escritores claves de la literatura argentina y de habla en español, se pueden encontrar con una buena noticia durante el día de hoy. En el contexto del VII Congreso Internacional de la Lengua Española, la Real Academia Española (RAE), la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), la Academia Argentina de Letras (AAL) y la editorial Alfaguara lanzaron una edición conmemorativa de Rayuela. Que el libro salga un 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, es un guiño del azar que al autor seguramente le hubiera encantado.
Esta republicación cuenta con el “Cuaderno de bitácora” que Cortázar fue armando a medida que escribía la obra, algo que no sucedía desde 1983, cuando fueran publicados por la escritora y crítica Ana María Barrenechea. En ese material, se puede ver el largo proceso de escritura que le demandó al autor ordenar mentalmente la idea madre de este libro, así como el orden de sus capítulos. Por ejemplo, se aprecia cuando el autor decide no llamar "Mandala" a la novela, por considerarlo demasiado "pedante".
Además, este reedición cuenta con prólogos y textos complementarios de Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, entre otros. "Nadie le temía más que él, ni en la vida real ni en los libros, a los honores póstumos y a los fastos funerarios", comenta García Márquez en el texto que forma parte de esta edición, casi como una suerte de ironía de lo que este libro representa. Por su parte, Bioy Casares hace especial hincapié en la suerte de "amistad a distancia" que ambos mantenían: "Yo creo que es uno de los mejores escritores argentinos y con eso estoy diciendo que es uno de los mejores de la literatura universal", afirmaba.
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Por su parte, se puede ver un interesante contraste: en el texto del peruano Vargas Llosa, en donde habla de la transformación que sufrió Cortázar con el paso del tiempo, se hace hincapié en el pasado lector y cortés del autor de Rayuela por por encima de la personalidad revolucionaria que caracterizó al "cronopio" en sus últimas décadas de vida. "Este otro Julio Cortázar, me parece, fue menos personal y creador como escritor que el primigenio", asegura. En cambio, el nicaragüense Sergio Ramírez va a centrarse en el escritor comprometido con Latinoamérica. "No quisiera pensar en su decepción al ver lo que quedó de la revolución después de aquel sueño de cambio que el acompañó desde el principio", concluye Ramírez.
Tapa especial. También se destaca la vuelta de la rayuela dibujada por el propio Cortázar para la tapa en su primera publicación, en 1963. Esta vez, se da en una tapa dura en una edición cuidada y atractiva. “Una rayuela dibujada con tiza en una vereda o un patio. Todo más bien pobre, gris, conventillo, día nublado, mufa…”, había imaginado por aquel entonces el autor.
“La tapa original es una tapa icónica y muy hermosa que a todos nos pone contentos recuperar”, comentó a NOTICIAS Julieta Obedman, Directora Literaria Alfaguara Argentina. La nueva reedición se puede conseguir en las librerías desde el día de hoy.
Rayuela revisionada por Cortázar. Durante 1980, Cortázar brindó un curso de dos meses en la Universidad de Bereley, Estados Unidos. Las clases pueden leerse como una suerte de gran charla sobre literatura y su obra personal, registro que fue publicado en Clases de Literatura (Alfaguara, 2013).
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En uno de los ocho encuentros, el autor se encargó de enumerar los aspectos destacables y aquello que ya no compartía de su libro más célebre. Puede leerse: “Lo que para mí hubo de positivo de Rayuela fue el hecho de que traté de volcar hasta sus últimas consecuencias una experiencia muy existencial de alguien que está frente a la realidad y frente a la vida y no la acepta tal como quieren dársela”. A su vez, también revalorizaba el hecho de ser un libro que no daba respuestas sobre el mundo, sino que planteaba interrogantes, factor que explica el éxito de la novela en los lectores más jóvenes. En la misma dirección, destacaba la inclusión de algunos textos complementarios, en especial aquellos escritos por “locos”, lo cual respondía muy bien al espíritu general del libro de cuestionar las cosas tal y como son dadas.
Respecto a los costados negativos de Rayuela, se aprecia el cambio ideológico que vivió el autor desde el momento de la escritura del libro. “Ahora, a la distancia, veo que es un libro profundamente individualista y que lleva muy fácil al egoísmo”, afirmaba, explicando que Oliveira se encontraba encerrado sobre sí mismo. “Lo único que me faltaba era alguna vez dar ese salto que me hiciera pasar del yo al tú y del tú al nosotros”, concluía.
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