NOTICIAS reconstruyó los últimos momentos de la vida de Franco Macri a partir de diálogos con amigos y fuentes del entorno familiar. Todos coinciden en que era un amigo generoso y que a su vez era un "tano" duro difícil de contradecir.
En octubre de 2015, cuando sufrió una hemorragia interna que casi lo mató, pidió ser dado de alta apenas se sintió bien. El médico se negaba, pero su palabra tenía más peso. Se autodió de alta tres días antes. Le pidió a su asistente Luján que agarrara sus cosas y se fueron. Una semana después estaba votando a su hijo para presidente en la elección general.
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Un año más tarde quiso viajar a China para seguir haciendo negocios. Allí tuvo momentos en los que se perdía. Estaba lento. El viaje fue un fracaso, pero a él le gustaba sentirse activo. Por esos meses también estaba escribiendo un libro que nunca llegó a publicar. Eran diálogos con ex empleados y gerentes de sus empresas. Entre ellos habló con su hijo Mariano, que había sido gerente en Brasil. A la vuelta del viaje por China pasó por Cerdeña donde solía tomarse vacaciones, pero de un momento a otro empezó a sentir ataques de pánico y quiso volver a su casa. Su habitación se había vuelto su lugar seguro. Allí se quedaba cuando el miedo lo invadía.
En 2017 fue su último verano en Punta del Este. Había viajado como cada año para instalarse en el complejo Manantiales, pero otra vez los ataques de pánico lo paralizaron y decidió adelantar el regreso. Estaba grande y sus empleados temían que pudiese caerse en el baño, por lo que agregaron barandas en la ducha, y cambiaron el piso para que no se resbalara. Al final se cayó en su habitación. Fue en febrero de 2018 cuando se fracturó la cadera. Otra vez su salud sufría un golpe. Le implantaron una cadera y poco a poco volvió a caminar, primero con andador y luego solo.
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A veces presenciaba las partidas de bridge que se jugaban los martes en el quincho de su casa de Barrio Parque, pero ya no jugaba. Con el correr de los meses la senilidad fue avanzado y cada vez eran menos los momentos en los que estaba conectado con la realidad. En julio de 2018 toda la medicación que tomaba le estaba generando un sufrimiento intolerable.
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Retenía líquido y las inyecciones que le daban le dolían demasiado, al punto de que en un rapto de lucidez les pidió a sus hijos que ya no quería más vivir así. Fue en uno de esos momentos que le pidió a su hijo Mauricio que lo ayudara a morir, como relató el Presidente en una entrevista. Los hijos se reunieron y decidieron quitarle toda la medicación que no fuera vital porque entendían que ya no había mucho más para hacer y no querían que sufriera tanto. Dos meses antes de morir había tenido un infarto. Muy pocos se enteraron de eso.
por Rodis Recalt
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