En menos de 48 horas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, deberá mostrar sus dos caras. El martes estaría en la “contra cumbre” del Mercosur que prepara la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y la Patria Grande en Rosario y el miércoles en la Cumbre oficial, con los demás mandatarios.
“Evo es pueblo” es el nombre del evento que le preparan en el Galpón de la Música de Rosario y aseguran que se manifestarán “contra el Imperialismo y contra el Neoliberalismo”. Además, en esa ciudad recibirá el reconocimiento de "Visitante Distinguido" por parte del Concejo Deliberante.
Sin embargo luego deberá recorrer los 173 kilómetros que separan esa ciudad de la capital provincial para encontrarse con los presidentes del Mercosur. De hecho él y su comitiva tienen reservas en el hotel UNL - ATE, uno de los tres seleccionados para que descansen los mandatarios.
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No es una cumbre más para Bolivia. Desde el domingo comenzaron las reuniones del grupo de trabajo para la adhesión de ese país al Mercosur. Sin embargo, Evo tendrá que hacer equilibrio entre la “contra cumbre” rosarina que lo homenajea y la cumbre santafesina que necesita.
De hecho, mientras parte de la centro izquierda argentina criticaba el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, Morales sorprendió con elogios. “La finalización de dichas negociaciones demuestra el espíritu de integración existente entre ambos bloques, en especial, en momentos de incertidumbre del Sistema Multilateral de Comercio”, aseguró.
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La reunión en repudio al neoliberalismo que se realiza en Rosario no será la única “contra cumbre”. El martes, en Santa Fe, realizarán el “encuentro de los pueblos por la integración nacional”, organizado por la Federación de Sindicatos Municipales de la provincia de Santa Fe (Festram). Sesionarán bajo la consigna “Juntos somos inconquistables”, en repudio a la reunión que realizarán a 50 cuadras los presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Allí estará presente el ex canciller Jorge Taiana quien fuera funcionario de Néstor Kirchner.
Taiana también tendrá que hacer equilibrio entre el repudio al acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea que el kirchnerismo ahora rechaza, pero por el que él trabajó durante sus años como canciller. Una tarea complicada.
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