Todas las encuestas le dan ganador. Pero la ventaja que le sacaba a su contrincante, Jeremy Hunt, se acortó en la última semana. Los medios ingleses lo comparan con Donald Trump: hay cierto parecido físico y estilo demagogo en Boris Johnson, heredero de la saliente Theresa May: fue su canciller y renunció hace un año por múltiples desacuerdos en torno a los planes del Brexit.
The Economist lo llama "El ilusionista", y asegura que su promesa es tramposa o directamente falsa: la afirmación de que el Reino Unido puede invocar el artículo 24 del Tratado General sobre Aranceles y Comercio (GATT), para mantener los acuerdos comerciales con la UE aunque ejecute un Brexit duro.
La posición de Boris es delicada. La UE cerró toda posibilidad de renegociación del acuerdo. Un Brexit duro, el portazo con el que amenaza Johnson (al estilo del presidente estadounidense) debe ser sometido a votación en el Parlamento británico, donde con toda probabilidad será rechazado. Estrepitoso fracaso para los conservadores que precipitaría la convocatoria de elecciones generales, potenciando el revuelo político en Gran Bretaña.
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Revés. "Do or die" es el lema de campaña de Johnson que se plantea su gobierno -con gabinete de guerra incluído- a vida o muerte. Temiendo que ese espíritu llevase al émulo de Trump de prescindir de la decisión de la Cámara de los Comunes (algo que no ha sucedido en los último 185 años en la isla), los diputados votaron el pasado jueves un proyecto de ley que impide al futuro sucesor de Theresa May a suspender el Parlamento como fórmula para facilitar un Brexit sin acuerdo el próximo 31 de octubre.
La enmienda señala que si la Cámara está "prorrogada" cuando el gobierno publique informes sobre la situación en Irlanda del Norte, los diputados deben ser convocados para debatirlos, lo que en la práctica significa que no se podrá suspender entre el 9 de octubre y el 18 de diciembre, según apunta la BBC.
La Policía norirlandesa ya avisó que un Brexit duro podría desencadenar de nuevo la violencia tras dos décadas de paz. Y motivaría -según un ondeo de Panelbase para The Scotsman- una posible movida independentista de Escocia (el proyecto cuenta hoy con un 53% de apoyo entre los escoceses).
El plan de Boris para contrarrestar los malestares en el reino incluyen ayuda financiera y la creación de un Ministerio de la Unión, con la misión expresa de reforzar los vínculos con Escocia, Irlanda del Norte y Gales después del Brexit, para evitar cualquier
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