Los candidatos se acusan mutuamente de alimentar la campaña del miedo. Parece que ahora ellos mismos se lo creyeron, y reaccionan empujados por el pánico.
Ayer fue el último domingo de campaña previo a las PASO. Y tanto Macri como Alberto Fernández lo aprovecharon (o lo derrocharon) mostrando sus respectivos temores ante la cuenta regresiva electoral. Ninguno pudo ocultar su miedo a perder o, en todo caso, a no ganar desde el principio.
Las encuestas arrojan resultados para todos los gustos, pero entre tanta incerteza todas convergen en un cabeza a cabeza que tiene muy nerviosos a los protagonistas de la grieta.
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Por si quedan dudas de que el kirchnerismo teme no sacar suficiente diferencia en las PASO, ayer domingo se activó mediáticamente una denuncia contra el Gobierno por supuesto peligro de fraude electoral, apoyada en las desprolijidades del sistema informatizado de escrutinio. La voz cantante de esta duda sobre la transparencia comicial la llevó el propio Alberto, en sintonía con varios voceros filokirchneristas en los medios tradicionales y en redes sociales. El truco K es confundir el riesgo de que el Gobierno manipule las primeras horas de difusión del escrutinio provisorio con el peligro incomprobable de que se tergiversen los resultados definitivos.
Del lado del macrismo, pero con mañas peronistas, el propio Presidente mostró la hilacha de su miedo a perder, al lanzar en Twitter la desesperada consigna para que sus seguidores manifiesten ya mismo su voto cantado antes de las PASO, sin dar “argumentos” ni “explicaciones”: no sea cosa que al aclarar, oscurezcan.
*Editor ejecutivo de NOTICIAS.
por Silvio Santamarina*
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