Tuve el honor de conocer a Mario Bunge gracias a nuestro amigo en común, el doctor Daniel Flitchentrei, que nos presentó hace unos años en Ineco. En esa extraordinaria oportunidad pude conversar con él sobre temas centrales de la filosofía y la neurociencia como el libre albedrío, los avances de la ciencia y la neuroética.
Un tiempo después tuve la suerte y el honor de poder conversar con él en otra oportunidad, cuando NOTICIAS, que celebraba sus veinticinco años, nos invitó a encontrarnos en la Legislatura Porteña esta vez con público. Justo había publicado en esos días su libro Memorias: entre dos mundos, brillante como siempre y sobre todo aleccionador. Las neurociencias dan cuenta de que aprendemos más cuando alguien nos inspira, nos motiva y nos parece un ejemplo. Todo eso lo logra el maestro Bunge.
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Él ha sido siempre muy generoso, como lo son los verdaderos sabios. Lo fue conmigo y con muchísimos de sus compatriotas. Nos une la pasión por la ciencia y nuestro país, uno de sus mundos. Recuerdo que en esas charlas subrayó la importancia de la curiosidad y el entusiasmo que genera el interés por el saber, porque fomentan y vuelven el aprendizaje placentero. Y me dijo que esto había sido el motor de su vida.
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Mario Bunge realizó aportes fundamentales en áreas del pensamiento como la epistemología. Supo marcar el camino de muchos de los que nos dedicamos a la ciencia. Pero fundamentalmente dio muestra cabal de que el conocimiento es un elemento verdaderamente transformador de las personas y las sociedades. Y subrayó que la inversión en educación de calidad redunda con creces en el desarrollo humano.
De esto también conversamos en aquellos inolvidables encuentros, y coincidimos que esta prioridad en el conocimiento debe plasmarse en nuestra querida Nación y que eso se debe constituir en pilar y política de Estado. Aquella política que promueva de verdad el desarrollo de las personas es la que nos permitirá lograr el bienestar general que proclama nuestra constitución.
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Mi homenaje al querido Mario Bunge, a sus jóvenes cien años. Una de las mentes argentinas y universales más valiosas de nuestro tiempo.
*Doctor en Ciencias de la Universidad de Cambridge, neurólogo, neurocientífico, presidente de la Fundación INECO, fundador del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro e investigador del CONICET.
Conocé más sobre Mario Bunge, el último prócer vivo, en la última edición de Revista NOTICIAS.
por Facundo Manes*
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